No sé si en Santa Rita II (y en otras residencias) ha fallado algo en los protocolos de seguridad contra el SRAS-CoV2, o lo que ha pasado con más de 600 residentes y todo el personal del centro la cosa ha sido inevitable. Pero me da la impresión de que nadie ha dejado entrar el coronavirus adrede, ni hay nadie contento con que haya entrado el bicho, haya contagiado a tanta buena gente y haya producido los tristes fallecimientos que todos lamentamos. Pero, dicho todo lo anterior, reitero que no debemos, no podemos pasar esta mal y maldita racha para luego quedarnos igual. Una residencia como Santa Rita II (que muchos que siguen callando saben hasta qué número de residentes ha llegado a tener en momentos puntuales, rozando, cuando no sobrepasando, los 800) no puede seguir así. Y todos los que, directa o indirectamente, han tenido o tienen que ver con su realidad pasada y presente, no podrán seguir mirando para otro lado y callando vergonzosamente una vez pase este momento de crisis.
No puedo dudar del buen hacer y dedicación de los profesionales de un macrocentro