5º DOMINGO DE CUARESMA Y 3º DE CONFINAMIENTO

Aquí seguimos en el tercer domingo de confinamiento por el COVID-19, que coincide con el 5º de la Cuaresma de este coronavinario Lo repitió más de una vez el querido y recordado periodista y amigo Manuel Iglesias: “Aquí no hay soldado desconocido, porque nos conocemos todos”… Y aquí todos sabíamos lo que estaba pasando, desde quince días después de su toma de posesión. Teresa Cruz Oval podría ser buena para otras cosas, pero no daba el perfil idóneo para ocupar el cargo de consejera de Sanidad del Gobierno de Canarias. Muchos en su partido, el PSOE, se alegraron (sobre todo en Tenerife) pero otros muchos dijeron (por lo bajini) que era mucho para ella. Y luego se rodeó de algunas otras personas, como Blanca Méndez Sánchez (hasta el pasado viernes directora del Servicio Canario de la Salud) que, al igual que Teresa Cruz, coincidían en no tener la oportuna y necesaria preparación para el sector y el cargo, a la vez que les faltaba mucha “mano izquierda” por mucho que ellas se dijeran ser “de izquierda” y puestas por el PSOE. Un PSOE, repito, (el de Tenerife sobre todo) que está dividido en este asunto, aunque algunos actúen con dos caras.

Al frente, Teresa Cruz Oval (ya exconsejera), y al fondo Blanca Méndez (ya exdirectora)

LA TEORÍA CANARIA DE LOS VASOS COMUNICANTES

Dicen que hace muchos años, tres grandes personajes de Canarias, Manuel Alemán, Victoriano Ríosy Miguel Ángel Barbuzano, los tres ya fallecidos, “inventaron” durante una de sus habituales comidas en la Punta del Hidalgo (La Laguna) la llamada “Teoría Canaria de los Vasos Comunicantes”. Partían de un análisis cierto, en el sentido de que, por aquellos años, en el Gobierno de Canarias (siempre de coalición y normalmente siempre de Coalición Canaria con otro partido, bien PP o bien PSOE) se repartían las consejerías del Gobierno entre los dos partidos coaligados y, a partir de ahí, dentro de las que le correspondían a cada uno de ellos, desde el consejero hasta el que barría o cambiaba los ceniceros, eran afiliados o amiguetes del partido. Eso más tarde, en tiempos de Paulino Rivero como presidente, cambió (algo) y se convirtió (no sabemos si a peor la mejoría) en un trasiego de puestos (de consejeros y viceconsejeros para abajo) en donde entraban tres aspectos a tener en cuenta para el reparto: el cargo, el partido y la isla. A eso, ahora, hay que sumarle el sexo, por aquello de la igualdad de género. Y por eso llega a un determinado cargo cada persona, que sabe del sector y del mismo, lo que yo de biofísica.

Victoriano Ríos (i), expresidente del Parlamento de Canarias, junto a Paulino Rivero (expresidente del Gobierno de Canarias)

LA LOTERÍA POLÍTICA CANARIA Y SUS CARAMBOLAS

Ahora mismo (no sé si sigue siendo así en toda su extensión) la designación de un cargo o puesto en el Gobierno canario, pasa por que le corresponda a una isla determinada, a un partido político definido y debe ser de un sexo específico. Y si una persona vale o no para el puesto en cuestión, eso es accesorio y, a veces, lo de menos. Nuestra ínclita Teresa Cruz Oval iba para presidenta del Parlamento de Canarias, pero lo de la cuota y paridad de los sexos en la Mesa de la cámara regional, obligó a un cambio de nombres y la “lotería” dio el “gordo” (léase “cargo”) al bueno de Gustavo Matos, quien se convirtió, de rebote, en presidente del Parlamento (todavía no termina de creer y sigue dando saltos de alegría) y, de carambola, Teresa Cruz Oval, se vio de un día para otro, como consejera de Sanidad (cosa que no quería) y a todas luces, parecía (y se decía) que no estaba capacitada para dirigir “el monstruo” llamado Sanidad canaria y, mucho menos, sabiéndose que tenía tan poquita “mano izquierda”.

Gustavo Matos (presidente del Parlamento) y Teresa Cruz (exconsejera de Sanidad)

POCA MANO IZQUIERDA, AÚN SIENDO DE IZQUIERDA

Y esa poquita “mano izquierda” fue la que ya de entrada hizo ver que le costaba hasta formar equipo. La primera “lindeza” fue el tremendo “feo” que le hizo a su antecesor en el cargo y excelente consejero de Sanidad, José Manuel Baltar, cuando iba a recibirle en su despacho y dejó pasar antes al otro anterior exconsejero socialista de Sanidad, Jesús Morera, en un gesto de mala educación que Baltar, gran persona, aguantó caballerosamente. Otra “perla” se produjo cuando intentó que Conrado Domínguez, otra gran persona y magnífico profesional continuara como director del Servicio Canario de la Salud. Después de más de dos horas de diálogo (no sé si de sordos) el bueno de Conrado declinó la invitación y se fue de secretario general técnico a la consejería de Obras Públicas, Transportes y Viviendas. Como todo se filtra y se cuenta, al parecer más de uno ha afirmado que con Teresa Cruz era muy difícil hablar y trabajar.

José Manuel Baltar (i) exconsejero de Sanidad y Conrado Domínguez, exdirector del SCS