Me indigna y hace hervir la sangre oír las manifestaciones de mucha gente que, durante años y hasta hace unos meses, han estado callados y no decían nada, ni presentaban denuncia oficial alguna, ni en algún Juzgado, ni en Sanidad, ni en Servicios Sociales, sobre lo que, supuestamente, estaba pasando de mala manera en el seno del hogar Santa Rita y también en otras residencias de mayores de Tenerife y otras islas. Les traía absolutamente al pairo. A políticos de una u otra ideología o partido; a sindicalistas de uno u otro sindicato; incluso a los familiares de personas ingresadas en la propia residencia, algunos de los cuales van a ver a sus parientes una vez al mes, cuando no una vez al año… o nunca. Si la Fiscalía investigase a fondo (y debe hacerlo) vería que muchos de ellos son hoy cómplices, por omisión o por “pasividad en la brega”, de lo que venido pasando durante años y lo que está pasando hoy en Santa Rita (y también, repito, en otras residencias de mayores). Hay que ser muy hipócrita y muy cínico, para tener la poca vergüenza de criticar y denunciar, ahora, lo que desde hace años viene pasando, con el “silencio cómplice”, muchas veces “interesado”, de casi todos.
Cientos de personas fueron el 24 de marzo de 2011 a la parroquia de Santa Rita a despedir al Padre Antonio cuando falleció. Mucha gente no olvida todo el bien que hizo