La tercera y demoledora conclusión dice que “desde el punto de vista de la situación física del ejemplar denominado Morgan, los diferentes estudios realizados determinan que, dada su grave deficiencia física en su capacidad auditiva, su supervivencia en el medio natural sería imposible al mostrarse incapaz de relacionarse con otros congéneres y, mucho menos, poder cazar por sí mismo”. La cuarta es aún más clarificadora y pone que “con respecto a las diferentes lesiones o afecciones físicas denunciadas, los informes veterinarios aportados por profesionales independientes y organismos oficiales determinan que las mismas no deben considerarse graves y, de hecho, son incluso de menos entidad con respecto a las que serían habituales en el medio natural, pues ha de tenerse en cuenta que este tipo de daños corporales son habituales incluso en estado salvaje”. La quinta remata el informe diciendo que “el estado general de las orcas del centro Loro Parque es correcto”. Ya está bien de cargar contra “lo nuestro” y machacar a “los nuestros”
Morgan seguro que sigue viviendo en Tenerife, gracias a los cuidados de Loro Parque.