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Sin salir de La Laguna, decirles que hace un par de años, cuando el laureado Orfeón “La Paz” (fundado en 1918) empezó a diseñar el programa de actos de celebración de su primer centenario (que se conmemorará el año que viene) pidió al Organismo Autónomo de Fiestas de Santa Cruz de Tenerife que les concedieran cinco años de “excedencia” como concursantes, en el tradicional certamen de rondallas del Carnaval chicharrero. El propio presidente Esteban Afonso recalcó que el motivo no era otro que centrarse en el diseño y desarrollo del centenario, atendiendo los innumerables compromisos que ya estaban y están teniendo por el mismo. Yo creo que hasta el propio alcalde José Manuel Bermúdez lo entendió y desde el año 2015 el Orfeón “La Paz” no entra en concurso, aunque – todo hay que decirlo- sigue yendo al certamen y canta (no tres, sino seis o siete canciones) mientras el jurado calificador emite su juicio y otorga los premios. No sé si la concejala del Carnaval, Gladis de León, lo sabe, pero, por razones no muy bien entendidas y no sé si muy bien explicadas, este año el Organismo Autónomo ha obligado al Orfeón “La Paz” a volver al concurso, so pena de perder la tradicional subvención (que buena falta hace).

La rondalla del Orfeón “La Paz” de La Laguna, con el alcalde lagunero y dos de sus concejalas en su visita del martes a un ensayo general para ir a concursar.

Choca y no se entiende que no se le discuta la ayuda a la emblemática Afilarmónica “Nifú-Nifá” que ahora dirige el gran José Antonio González “El Flaco”, ni a la agrupación lírica “Los Fregolinos” que dirigiera el maestro Agustín Ramos ni, por supuesto, a sus colegas de “La Zarzuela” bajo la dirección del incombustible Salvador Rojas, grandes agrupaciones que hace mucho tiempo que no entran en concurso, y sin embargo se obligue a volver a concursar solo a la rondalla lagunera. Hace unos días el alcalde lagunero, José Alberto Díaz, acompañado de dos de sus concejalas, Atteneri Falero (Fiestas) y Flora Marrero (Bienestar Social) fue a ver un ensayo general del Orfeón, donde fueron recibidos y acompañados por el presidente de la entidad, Esteban Afonso, y el director de la rondalla Juan Ramón Vinagre. Los componentes estaban más que mosqueados por la decisión chicharrera, pero orgullosos y preparados para, de nuevo un año más, entrar a concursar en buena lid. Que el jurado, la justicia y el público hagan justicia y se premie a los mejores. Como lagunero profundo (con perdón) si me lo permiten y con total respeto al resto de las rondallas, vaya mi deseo de suerte para el Orfeón y ojalá que vuelvan a triunfar. Sería una magnífica forma de comenzar la celebración de su primer siglo de vida.

En el centro de la foto el alcalde de La Laguna, José Alberto Díaz, junto con el presidente del Orfeón, Esteban Afonso, a su izquierda.

Cambiando de tercio, manifestar que, en estos complicados tiempos que vivimos, se agradece que un empresario y una empresa se preocupen de devolver a la sociedad en la que desarrollan su labor empresarial parte de sus beneficios en forma de patrocinio y mecenazgo de importantes acciones relacionadas con la cultura, que también buena falta hace. Este es el caso de Wolfgang Kiessling (presidente de la compañía Loro Parque) y su esposa Brigitte, que han convertido su emblemático hotel Botánico del Puerto de la Cruz en una impresionante galería de arte, con una decidida apuesta por la pintura en general y los artistas canarios en particular. Además, y también en el Botánico, hace tiempo que vienen haciendo realidad con su ayuda los ya prestigiados “Diálogos con los artistas de la Real Academia Canaria de Bellas Artes de San Miguel Arcángel”, con instructivas y atractivas mesas redondas moderadas por el profesor de Arte Contemporáneo y Teoría de las Artes de la Universidad de La Laguna (ULL) Fernando Castro Borrego.

Brigitte Kiessling, Wolfgang Kiessling, Pepe Dámaso y Rosario Álvarez, de izda. a dcha., tras la última edición de “Diálogos con los artistas” en el Hotel Botánico.

En una nueva edición de estos diálogos, la Real Academia Canaria de Bellas Artes que preside Rosario Álvarez Martínez, eligió como protagonista al no menos incombustible y gran Pepe Dámaso (Agaete, 1933), inmenso artista grancanario del que, en estos momentos, se está presentando y exponiendo en la primera planta del Hotel Botánico una serie de obras íntimamente relacionadas con la naturaleza y la vida salvaje. Con sus casi 84 años de edad y delicada salud, el gran Pepe Dámaso sigue siendo un vitalista joven, con espíritu positivo y todo un ejemplo de lo que es un artista canario con mayúsculas. Un influyente creador que recientemente ha donado más de 6.000 obras al Gobierno de Canarias. Tras recibir en 2015 un premio al mecenazgo de la Real Academia Canaria de Bellas Artes, Wolfgang Kiessling pensó que había que abrir una vía de diálogo entre los artistas vivos y la sociedad, una iniciativa que desde la empresa privada no se había acometido antes en Canarias. El dialogo con Pepe Dámaso fue un maravilloso “chute” de arte y cultura que hay que agradecer al propio artista (al que le deseamos larga vida) y, por supuesto, a la familia Kiessling.

Pepe Dámaso (i) con Wolfgang Kiessling