El trabajo de Ceferino Mendaro duró dos años y el resultado fue tan real y meticuloso, como demoledor y triste: “Los guachinches de Tenerife están casi en vías de extinción” La conclusión a la que llegó el riguroso estudio de Ceferino Mendaro fue una alarma que se encendió (como la que hoy tenemos con el cambio climático) y nos alertó de que había que hacer algo de forma urgente, con mucha decisión y en aspectos de gran calado. Pero, por cuestiones de la realidad política, Ricardo Melchior se vio obligado a decir aquello de… “mejor no meneallo” y todo quedó parado.
Fachada de otro de los populares establecimientos abiertos como guachinches