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Y precisamente hoy, este mismo domingo, 12 de julio, estaba previsto que todos estuviéramos recordando el peculiar estilo de Juan “Morriña” y el de Juan González Plata “Bejeque” en el tradicional “Diálogo entre el Castillo y la Nave”. Todo ello sin olvidar los “tremendos simones” que, quince días atrás, nos habríamos cogido en la alegre romería de la “Bajada del Trono”, Y que hoy, sobre todo, estaríamos con la Señora en la solemne procesión de bajada de la imagen de la Virgen de las Nieves, desde su Real Santuario hasta la parroquia Matriz de El Salvador. Pero el puñetero coronavirus nos ha arrebatado todo esto sin piedad, y aquí estamos, con nostalgia, pero a la vez esperanza, recordando la Bajada que no ha podido ser, pero que, seguro, pronto será. Menos mal que, al menos, recordando los tradicionales actos culturales, las exposiciones y las presentaciones de libros de la Bajada, el ilustre palmero Juan Francisco Capote Álvarez ha querido y ha podido sacar, esta semana, su nuevo libro a la calle.

Hay “morriña” de Bajada de la Virgen y hoy recordando a don Juan “Morriña en la nave

Editorial Mercurio acaba de editar el libro “No solo curamos animales. Un viaje por el mundo”, el último gran “parto literario” del ilustre biólogo y veterinario palmero, Juan Francisco Capote Álvarez. Se trata de un libro corto en el que, de forma absolutamente amena, el bueno de Juan Capote, tremendo gourmet donde los haya y del Tenisca hasta la médula (no podía ser perfecto) describe diferentes experiencias del amigo Juan, recopiladas a lo largo de sus numerosos periplos, por razones de trabajo, en cuatro continentes. El intrépidoJuan Capote describe momentos de peligro, personajes que dejan huella, experiencias a caballo o descripción de comportamientos culturales. Todo ello aderezado con unas magníficas fotografías propias (muchas de ellas muy curiosas) que hacen que el libro sea una auténtica gozada.

Portada del nuevo libro (que no será el último) del palmero Juan Capote

Fiel al espíritu de respeto a la naturaleza y el medio ambiente, que siempre acompaña a Juan Capote, el libro está impreso en papel reciclado, que ya se encuentra en las principales librerías de las islas, con prólogo del también palmero, Dr. Antonio Fernández Rodríguez, Catedrático de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, premio Canarias de Investigación, y además, según me comentan, gran forofo del Mensajero (un perfecto caballero), quien, entre otras cosas, escribe lo siguiente: “Juan con muchos detalles en cada historia, está siempre, en mi opinión, enviando el mismo mensaje, la importancia de lo humano, para que pueda existir una historia, que él ha recogido, aquí, ya para siempre, al transformarla en recuerdo escrito.” Los derechos de autor han sido cedidos por parte de Juan Capote a la Asociación de Veterinarios de Pequeños Rumiantes de Canarias. Otro puntazo total del amigo Juan Capote, que nunca deja de sorprendernos. Por cierto, en el libro no faltan dos o tres fotografías de Juan Capote en su reto de dar la vuelta al mundo con la camiseta del Tenisca, para mayor gloria del equipo blanco. Aun siendo del “Mensa”, debo felicitar a Juan Capote y recomendarles a todos que compren y lean el libro.

Juan Capote con la camiseta del Tenisca, frente al Taj-Mahal, en India

Esa sentida sentencia de… “se nos ha ido una santa”, viene que ni pintada para ir rematando El Cotarro de este domingo. Y es que, hace hoy exactamente siete días, se nos fue, a los 97 años de edad, una pequeña gran mujer, Sor Cristina Fernández Hernández, que, sin duda, se portó siempre como una santa y a la que todos queríamos y respetábamos con admiración. Muchos tinerfeños, sobre todo la ciudadanía lagunera, la recordará, chiquita, menuda, con su humor socarrón y siempre sin parar, vistiendo el hábito de su querida comunidad religiosa, las Siervas de María Ministras de los Enfermos, en el convento de La Laguna. Las Siervas de María llegaron a La Laguna el año 1899 y Sor Cristina (que nació en Sotillos, Ávila) llegó en 1972 y, en su Casa lagunera, desarrolló su vocación y misión durante nada más y nada menos que 34 años seguiditos, continuamente atendiendo, cuidando y dando compañía durante la noche, junto con otras hermanas de su comunidad, a cientos (yo diría que a más de un millar) de enfermos y personas mayores dependientes.

Sor Cristina Fernández (Sierva de María) una “santa lagunera” que descansa en paz