Digo lo anterior porque lo de la certificación Halal la han captado bien dos grandes hermanos carniceros teguesteros, Bernard y Stephan Baggerman, a los que se les ha ocurrido que, al no poder consumir la mortadela “de toda la vida” (tradicionalmente de cerdo), los musulmanes tenían derecho a probarla de alguna otra manera. Por ello pensaron en las cabras canarias debidamente sacrificadas cumpliendo con el término “halal” y han inventado la “cabradela” o mortadela de cabra. La “cabradela” de los hermanos Baggerman, además, no tiene ni un solo aditivo que sea “no halal”. Me dicen que la comunidad musulmana está más que agradecida por la iniciativa, por el nuevo producto y, sobre todo, por lo buena que está la “cabradela”, que pueden encontrar en la propia carnicería de Bernard y Stephan Baggerman, que está en la calle de Santo Domingo, en La Laguna, muy cerquita de la Plaza del Adelantado. Felicidades a Bernard y Stephan Baggerman por esta iniciativa. Podemos decir que, gracias a ellos, Tenerife ha aportado un sabroso invento gastronómico a la dieta musulmana.
Los teguesteros Bernard (i) y Stephan Baggerman, nos muestran una pieza de “Cabradela” su invento gastronómico para el mundo musulmán (y no musulmán)