CON RESPETO NO HAY MAL QUE POR BIEN NO VENGA

Es una frase hecha, pero, dicha con todo respeto y en positivo, puede servir para poner en valor iniciativas que, en momentos complejos y difíciles como el que estamos viviendo, sirven para mantener la fe y la esperanza en el futuro. Lo digo porque, gente entusiasta y emprendedora como Bernardo García en el sector primario de la agricultura y con la pitaya como emblema, o bien Fernando Cruz en el sector de servicios con el arte y la música por bandera. Dos tinerfeños que son ejemplo de iniciativas con entusiasmo y emprendeduría en tiempos de pandemia. Además, con imaginación y respeto en cada uno de sus sectores. Bernardo García con “Ínsula Dragonaria” y Fernando Cruz con su “Almacén del Arte”, popularmente conocido ya en el mundillo de la cultura y la música como “ADA”. Merece la pena contarlo y probarlo o vivirlo. Y lo dicho, con permiso del maldito coronavirus, no hay mal que por bien no venga.

Plantaciones de Pitaya, en los invernaderos que Pitaber Canarias tiene en Arico.

EL APASIONANTE MUNDO DE LA PITAYA Y SU VIRTUD

El bueno de Bernardo García Cruz ha encontrado la felicidad y su trabajo en el apasionante mundo de la agricultura, de las frutas tropicales y, en concreto, de la pitaya. Bernardo, junto con su hija Isora y su hijo Adel, lideran la aventura de Pitaber Canarias (www.pitaber.com), una empresa familiar que se dedica a la agricultura en el sur de Tenerife, en el municipio de Arico, con tierras que suman (¡Ahí es nada!) una superficie superior a los 3 millones de metros cuadrados, de los cuales actualmente tienen cultivo 270 mil metros cuadrados, dedicados a varios cultivos como: platanera, viñas, frutales tropicales, hortalizas y, por supuesto, la pitaya. La superficie actual dedicada a la pitaya o “fruta del dragón” es casi 30.000 metros cuadrados, en invernadero de excelente calidad con el fin de no alterar los beneficios y propiedades que esta fruta posee. Bernardo y sus hijos, Isora y Adel cuidan con mimo esta variedad de fruta (de la familia de los cactus) que es antioxidante y contiene fósforo, hierro, calcio, fibra soluble, vitaminas B, C y E, ayuda a la creación de glóbulos rojos y tiene un gran valor energético.

Bernardo García Cruz y su hija, Isora, que es la madre de la “princesa guanche” Tayda

NACIMIENTO DE UN ELIXIR EN EL SUR DE TENERIFE

Lo curioso de la pitaya radica en que se abre una sola vez, en las horas nocturnas y se auto fecunda, pero también puede cruzarse, siendo los murciélagos los mejores polinizadores en su medio natural. Pero en Arico, a falta de murciélagos, son Bernardo, Isora, Adel y su equipo, quienes se encargan manualmente y una a una, de polinizar sus pitayas por las noches y cuidar luego del fruto hasta su recolección entre cuatro y ocho meses después, dependiendo de las temperaturas. Pero la curiosidad que trae a Bernardo García y sus hijos a esta reseña en El Cotarro es una curiosa y apasionante aventura denominada “Ínsula Dragonaria”. Una bebida alcohólica nacida en Tenerife y elaborada en Arico, obtenida por fermentación de pitaya, uva y maracuyá (fruta muy diurética), que se sirve muy fría y que es ideal como aperitivo o para acompañar toda una comida. La bebida tiene como segundo nombre Tayda, el de una pequeñaja que ahora ronda los dos años de edad y que viene a ser hija de Isora y nieta de Bernardo. Lo que se esconde en esta bebida y Tayda, se cuenta en un cartoncito colgado en cada botella que narra, textualmente, la siguiente historia:

Plantación de pitayas en Arico, y mesa con sus frutos y el elixir “Ínsula Dragonaria”

LA HISTORIA DE “ÍNSULA DRAGONARIA” Y TAYDA

“De una noche de luna llena que la princesa Tayda paseaba por un jardín de cactus que jamás había visto, a medida que iba adentrándose descubría sus flores. Eran desproporcionadas de tamaño, belleza y aroma. Emocionada cogió todas las que pudo y, sin darse cuenta, al arrancar la última, Tayda se pinchó con un cactus y una gota de sangre tiño una de las preciosas flores. Enfurecida Isora, al ver que su jardín había sido invadido, reconoció la sangre real invocó a Guayota, (demonio que vive en el corazón del Teide) decretando el hechizo que la convertiría a Tayda en dragón. “Drágora el dragón, te llamarás y una flor nunca más arrancarás”. El triste dragón marchó muy lejos, pero regresaba cada luna llena para beber del rocío de sus flores. Al tiempo, Isora, paseando por su jardín, fue sorprendida cuando vio que, de la flor donde había encontrado la sangre real de Tayda había crecido un fruto que recordaba a un dragón. Impresionada, pensó que debía elaborar un elixir a base del precisado fruto, al que añadió unos gramos de uva madura y maracuyá, y así liberar a la princesa de su castigo. Drágora, en la siguiente luna llena, regresó a beber de las flores que Isora había bañado con su más preciado brebaje y, en ese momento se rompió el hechizo y así nació este elixir, de una historia sin príncipes, solo para ellas”. Llamen a Pitaber (922 768 152) y degusten el elixir “Ínsula Dragonaria”.

La sugerente botella del elixir “Ínsula Dragonaria – Tayda” hecho a base de pitaya