La cosa (que en este caso no es una coña) hay que tomársela, con sentido común, en su lógica, razonable y justa medida. Pero les puedo asegurar que cada vez más, a la hora de confirmar la asistencia para acudir a un acto, muchos de los invitados ya cuestionan: ¿Hay que ir de corbata? … Y algunos, más directa y concretamente, preguntan: ¿El presidente va o irá de corbata? El personal de Protocolo se está viendo en situaciones de verdadero desconcierto porque, a veinticuatro horas de un acto (o menos) no se sabe a ciencia cierta si Fernando Clavijo, Carlos Alonso, José Bermúdez o José Alberto Díaz irán o no “encorbatados”. Me consta que muchas veces los jefes de Protocolo de las distintas administraciones (municipal, insular, regional y hasta la estatal) se llaman antes de los actos para realizar la pregunta del millón: “¿el tuyo hoy va a ir de corbata o no?” Y suele aparecer la respuesta desconcertante “no lo sé, yo creo que debe llevarla (la corbata) y pienso que la llevará, imagino que sí, pero tú sabes que él es como es y hasta última hora nada se sabe y todo es posible”
Fernando Clavijo (i) y Carlos Alonso. Dos presidentes en un mismo acto. ¿Falta o sobra una corbata?