Pero hete aquí que José Alberto Díaz había quedado con el compromiso de casar a unos novios ese día a las 13:00 horas y, tras haber hecho esperar más el alcalde al novio, que su propia novia, José Alberto decidió ausentarse del Pleno para ir al casorio y ejercer de “cura”, sabedor que podría perder la votación en alguna moción de Unidos Se Puede, con el voto de Teresa Berástegui (C’s) a la que llaman ya “la ciudadana podemita”. Hay que recordar que, aunque siguen siendo concejales y tienen la obligación y el deber de asistir a los plenos, los socialistas Javier Abreu y Yeray Rodríguez no estaban y brillaban por su ausencia. Así las cosas, los novios fueron, tarde pero debidamente casados, mientras, paralela y simultáneamente, el alcalde lagunero (y Coalición Canaria) perdían la votación en un punto del Pleno (al parecer intranscendente para el alcalde). Y es que, por lo que se ve (y se agradece) para José Alberto Díaz, la atención y la felicidad de las vecinas y vecinos de La Laguna vale más que el hecho de perder una puntual votación en el pleno del ayuntamiento. Y los nuevos esposos se fueron felices y comieron perdices.

Hace ya bastantes años atrás, el aún vicepresidente de la Real Federación Española de Fútbol, nuestro paisano y amigo, Juan Padrón Morales, me dijo por primera vez lo de que “lo importante no es llegar, sino mantenerse”, y también lo de que hoy lo importante y difícil, para un relativamente nuevo cargo público, es haber sido “normal” y seguir siendo “normal”… Todo esto viene a cuento porque últimamente he tenido la oportunidad de coincidir en varias ocasiones con el actual alcalde de El Rosario, Escolástico Gil Hernández, quien, tras doce años como líder de la oposición municipal, frente a su pariente Macario Benítez Gil y, sin menospreciar a ninguno de los otros 87 alcaldes de Canarias, creo que se ha “destapado” como un gran alcalde, cercano, sencillo, trabajador, resolutivo y solucionador de problemas, muchos de ellos enquistados en su municipio desde hace años. Y todo ello sin dejar de ser un tipo afable, campechano y uno más para sus vecinos… En fin, una persona normal. Y por ello se está ganando a pulso el reconocimiento de su pueblo.

Escolástico Gil Hernández, alcalde de El Rosario.

Y se lo está montando tan bien el bueno de Escolástico Gil, que ha conseguido para la zona costera de Radazul Bajo (desde la autopista hasta el mar) el reconocimiento de “Zona de Especial Afluencia Turística”, por parte de la consejería de Economía, Industria, Comercio y Conocimiento del Gobierno de Canarias, que comanda Pedro Ortega Rodríguez. Con ello, los vecinos, los empresarios y los visitantes de dicha zona van a disfrutar de una importante serie de beneficios, entre las que está que los comercios podrán abrir todos los sábados y domingos del año. Y hasta me he enterado que, con la buena voluntad y respaldo del propio Escolástico Gil, muy pronto la parte baja de Radazul Bajo, a nivel del mar, contará con un importante edificio de aparcamientos que servirá para descongestionar el tráfico en la zona, evitar atascos y facilitar el uso y disfrute de la playa, del mar y, sobre todo, poder practicar el deporte extremo de la apnea, llamado también buceo libre, para lo que la costa de Radazul tiene unas magníficas cualidades.

Radazul Bajo, declarado “Zona de Gran Afluencia Turística”

Un mar por cierto que, en aquella zona, se está posicionando como uno de los puntos más importantes de España (y yo diría del mundo) en lo que al deporte de la apnea o buceo libre se refiere. A 50 metros de la costa hay ya 35 de profundidad, a menos de 200 metros se llega a los 150 metros y por esa realidad y los servicios complementarios que tiene (y más que va a tener), Radazul puede convertirse en la “Capital Española de la Apnea”. Y tan contento y satisfecho está Escolástico Gil por todo esto que el pasado 21 de mayo se nos fue a los madriles y ha podido cumplir uno de sus sueños y deseos de toda la vida, escuchar en vivo y en directo al gran Bruce Springsteen, en el estadio Santiago Bernabéu. El hombre se fue con un par de amigos y, como se suele decir, disfrutó como un enano. Tanto que ya en el ayuntamiento y en algunos puntos de El Rosario, le llaman con cariño “The Boss”. Que siga así, pero sin olvidar que, lo importante no es llegar, sino mantenerse.

Escolástico Gil (i) con su amigo Lorenzo y, detrás al fondo, su otro amigo, Bruce Springsteen.