Hay días en los que, cuando un amigo se va, quien escribe y lo que escribe se supone que debe estar impregnado de tristeza y nostalgia. En el caso de hoy, y dicho sea con total y absoluto respeto y cariño, la tristeza se convierte en agradecimiento y la nostalgia en permanente recuerdo. Hace unos días murió en Madrid una persona muy especial, Guillermo José Manuel González Regalado. Un gran amigo, canario de nacimiento, venezolano de adopción, amante de Tenerife y uno de los personajes más espectaculares (nunca mejor dicho) que he tenido el honor y el privilegio de conocer, y que todo el mundo conocía popularmente como Guillermito “Fantástico” González. Tenía 75 años y una rápida y puñetera enfermedad nos lo arrebató el pasado 30 de junio, después de casi siete meses luchando con ella desde el optimismo, como hizo con todo durante su intensa vida. En casos como éste y dentro de la lógica tristeza y el emocionado recuerdo, tengo que dar gracias a Dios por haberme permitido conocer a una persona irrepetible y aprender de él la importancia de vivir intensamente sin molestar a nadie, haciendo el bien y disfrutando de la vida siempre con una sonrisa. Descansa en paz, amigo.
Guillermo “Fantástico” González: “No me recuerdes con tristeza, que nunca fui amigo de ella. Fui siempre el alma de la fiesta, porque de fiesta siempre estará mi alma”.