Comienzo El Cotarro de este domingo confesándoles que no termino de entender lo de Blas Trujillo Oramas (PSOE), el nuevo consejero de Sanidad del Gobierno de Canarias. Palabrita del Niño Jesús que tenía a Blas Trujillo -nos conocemos desde hace mucho tiempo- como un tipo abierto, cercano, campechano y, sobre todo, dialogante, pero me ha descolocado, por no decir que defraudado. Por mucho que hace unos días preguntara o dejara de preguntar el diputado autonómico José Alberto Díaz–Estébanez (CC) en sede parlamentaria sobre el conflicto en el Hospital Universitario de Canarias (HUC), yo esperaba que el flamante consejero de Sanidad respondiera apelando a su “reciente llegada” y solicitando unos días de plazo, para “aterrizar” en la consejería y poder hablar previamente con “todos” (no solo con una “parte”) y enterarse de la “verdadera” problemática de la consejería. Pero, triste y lamentablemente, parece que me he equivocado. No sé si Blas Trujillo se dejó engañar, pero, lo cierto y verdad, es que, al menos en parte, le han medio engañado (o engañado del todo) y lamentablemente puesto a los pies de los caballos, sin merecerlo y sin necesidad ninguna.
Blas Trujillo no merece que le hayan pasado la información que le ha llevado al ridículo