Esto que les cuento es aplicable a todas las fantasías y todas las candidatas, incluyendo (en proporciones menores) a las candidatas a Reina Infantil, que este año ganó la Tania Martín, con la fantasía del diseñador Eduardo Martín, y también a la Reina de la Tercera Edad, María Cañadas González, con la fantasía que le diseño su hermano Miguel Cañadas.. O sea, que también las pequeñas y las veteranas suelen ser arrastradoras, empujadoras y soportadoras de sus respectivas fantasías. Como podrán suponer, los trajes tienen mucha «fantasía» pero poca «funcionalidad». Si me apuran sólo se mueven para subir y bajar del escenario (muchos precisan empujadores extra para ello) y luego los colocan (algunos de forma fija atornillados a las carrozas o plataformas) para así salir solo en la cabalgata anunciadora y el coso. El resto del tiempo el traje de la reina, los de las damas y demás candidatas, se quedan muertos de risa en la gran nave del Recinto Ferial de Tenerife y alguno, incluso, abandonado para siempre tras la celebración de la gala… Toda esta realidad que les cuento hace que la reina y sus damas, si tienen que asistir a algún acto oficial, visitar alguna sociedad o ir al sitio que sea, nunca pueden ir con la fantasía ganadora al completo. Entre otras cosas porque no caben por la puerta. Creo que hay mucho que reflexionar sobre esto de cara a futuras ediciones de nuestro Carnaval. Otros carnavales y diseñadores (ojo, algunos de enfrente) ya se lo están planteando.
Ruedas de unos 20 cms. Debajo de la “fantasía” de nuestra Reina del Carnaval 2016