Durante varios meses, a partir de la primavera del año 2014, se realizaron los trabajos de exhumación de restos en el convento de San Ildefonso de las Madres Trinitarias, de Madrid, en busca de los del insigne escritor Miguel de Cervantes Saavedra, enterrado allí el 23 de abril de 1616. Casi coincidiendo con dichos trabajos, en una increíble carambola de la historia, manifiesta Tomás de Armas que llegó a manos del Colectivo “Chimbesque” un conjunto documental de trascendental interés, que apareció en una pequeña valija de cuero durante los trabajos de excavación para poner los cimientos de un edificio que se estaba construyendo en el centro de Madrid, en un solar donde existía una casa de dos pisos levantada hacia mediados del siglo XIX, que a su vez sustituyó a otra mucho más antigua. Se trata de un viejo manuscrito, encabezado con la fecha del 2 de abril de 1616 y de autor desconocido, en el que, en síntesis y entre otros datos, se afirma que Don Quijote de la Mancha no murió en su pueblo manchego a principios del otoño de 1614, sino que el óbito del caballero ocurrió realmente en la isla de Tenerife a mediados del mes de marzo de 1616, tras vivir en ella durante más de diez meses.
Imágenes promocionales del museo “El Quijote en el Mundo” en el IES Mencey Acaymo de Güímar (Tenerife)