El pasado martes se nos fue para siempre el pequeño gran Juvenal García Molina, uno de los mejores poetas y cantautores que ha dado esta tierra, después de sobrellevar con una dignidad ejemplar, siempre cantando, dos puñeteros ictus que fueron mermaron sus facultades. Juvenal, o simplemente “Juve” como le llamábamos muchos de sus amigos, se fue tranquilo, feliz, en paz…, yo diría que cantando en silencio. Porque Juvenal no dejó de cantar hasta casi el final y encima nos dejó el encargo de seguir cantando, disfrutando de esta vida, siempre en positivo, todo lo mejor que podamos. Y en la ceremonia de su despedida, solo quiso que sonara música y, muy especialmente, una determinada canción. Su esposa y leal compañera, Margarita, hizo cumplir el deseo y en la capilla del tanatorio, llena de familiares y amigos, muchos de ellos cantantes, poetas, escritores, periodistas y amantes de la cultura y las artes escénicas, sonó la canción que el propio Juvenal había dejado dicho que sonase. Y sonó y todos oímos y sentimos intensamente el “Imagine”, de John Lennon.
El irrepetible cantautor y poeta tinerfeño, Juvenal, en plena actuación hace tres años.