Cambiando de tercio, les recuerdo que, el 26 de febrero de este año, este mismo periódico, EL DÍA, y esta misma sección, “El Cotarro”, tuvieron el privilegio de desvelar y publicar una “curiosa noticia” en rigurosa primicia y exclusiva. El inestimable “culpable” de la misma no era otra que el desinquieto profesional del sector Turismo y veterano Boy Scout, Tomás de Armas Schmölzer. La curiosa “noticia” ofrecida por Tomás de Armas y que reflejé en “El Cotarro” de aquel domingo, nos dejaba un impactante título: “Don Quijote está enterrado en Tenerife” … Y es que, según lo investigado por Tomás de Armas, el ínclito Don Quijote de la Mancha no murió en su pueblo manchego a principios del otoño de 1614, sino que el óbito del caballero ocurrió realmente en la isla de Tenerife, a mediados del mes de marzo de 1616, tras vivir en ella durante más de diez meses, y su cuerpo está enterrado en la villa de Vilaflor.
Tomás De Armas con un ejemplar de su libro “Don Quijote en Tenerife”