Muchas veces se dijo de la soprano tinerfeña María Orán Cury que cantaba como los ángeles. Hoy podemos decir que, si existe el cielo, seguro que María debe estar ya en él cantando “con” los ángeles. Cuando tenía acabado El Cotarro de este domingo me he enterado de su partida y he quitado una reseñita que tenía en este último espacio, para tributar un urgente y sencillo homenaje también a ella, como ejemplar mujer y como gran artista de la música. Tuve el sumo honor y el gran privilegio de conocer a María Orán y tratarla de forma cercana y familiar. Aunque no entiendo mucho de música, sé que como soprano era muy grande y, como persona, muchísimo más. Desde aquí todo mi afecto y recuerdo para María y mi sentimiento de pesar para sus hijos, para sus hermanos, Alfredo, Sara y Humberto Orán Cury y para toda su familia. Descanse en paz.