En mi “molesta” opinión (como decía otro mago) creo que la posible solución (y yo lo planteo y sugiero) es que el Cabildo de Tenerife (o sea, Carlos Alonso) solicite al Gobierno de Canarias (o sea a Narvay Quintero, consejero de Agricultura) que devuelva a Tenerife todas las competencias que pueda respecto al fenómeno y concepto de “nuestros” guachinches a Tenerife, toda vez que, repito, son patrimonio exclusivo de nuestra isla. Los “bochinches”, por cierto, son canariones y no llegan a media docena. También he hablado con Narvay Quintero y, como político inteligente y hábil, entiende que la propuesta tiene sentido. Aunque algún tema puntual, de Sanidad, o lo que sea, lo siga llevando el Gobierno de Canarias (si no queda más remedio). Porque si no hacemos algo urgente, vamos a ver cómo, aparte del follón, el Bodegón Campestre podría autollamarse “Guachinche Campestre” y hasta el Hotel Mencey llamar a su restaurante “Guachinche Papa Negra”… Y, si no, al tiempo… Amén.
Mensaje de Anoniman, o acertado montaje sobre su popular valla en la autopista.