No creo que sea justo que una persona con 84 años de edad, se llame Ignacio González Martín, o se llame como se llame, una persona enferma de Alzheimer que casi no reconoce a nadie, postrada en una silla de ruedas de la que no se puede levantar sola, con crisis periódicas por diversas patologías, una persona recluida en la enfermería del centro y en la que ha habido que realizar obras para adaptar sus baños, siga recluido… Incomprensible. Creo que también habría sido de justicia que Ignacio González Martín (y todos los que estén en sus mismas circunstancias, repito) hubieran podido pasar sus últimos días en su casa y morir junto a los suyos. Más aún cuando el criminal etarra, Iñaki de Juana Chaos (64 años) con 25 asesinatos y 3.000 años de prisión, sigue vivo y en libertad. Creo que quien o quienes hayan sido responsables de esta forma de morir de Ignacio González (que hoy no deben tener su conciencia tranquila) debe hacer lo que proceda para que casos como éste no se vuelvan a producir. Y mientras, desde aquí, mi reconocimiento de nuevo a Ignacio González y mi sincero sentimiento de pesar para su viuda, sus hijos y su gran familia.
Ignacio González Martín, ya mayor.