El centro del asunto radica en la desaparición, por un presunto robo, de los papeles, documentos, muestras y resultados de más de diez años de investigación secreta, en torno a las increíbles y nunca bien exploradas y ponderadas cualidades del pelo de la cabra tinerfeña autóctona y, más concretamente, todo lo relacionado con una importante patente internacional para el uso de ese versátil pelo caprino en la fabricación artesanal de cuerdas para timples y otros instrumentos, también de cuerda, como el cuatro venezolano el charango andino, el ukelele de Hawái, o el Cavaquinho brasileño. La prestigiosa y desinquieta veterinaria María del Rosario “Marichu” Fresno Baquero, rigurosa y respetada directora Científica del ICÍA no dudó en denunciar el asunto y poner la coña en conocimiento de sus superiores. Tengan en cuenta lo importante del asunto si se confirmara el robo de la patente que estaba en curso, y la pérdida del negocio mundial de venta de cuerdas de pelo de cabra tinerfeña.
Juan Francisco Padrón (presidente del ICIA) con la directora científica, Marichu Fresno