HECHO A SÍ MISMO, SE GANÓ EL RESPETO DE TODOS

Desde muy joven, Rosendo Díaz Pérez comenzó a trabajar con Maximino Acea Perdomo (ex presidente del Cabildo, y propietario de la Compañía Cervecera de Canarias y de grandes almacenes de importación de alimentos) y llegó a ser su administrador de confianza en todo. Entre las miles de anécdotas que rodean la vida de Rosendo Díaz (casi todas positivas y más de una para partirse de risa) está la de ir a Bilbao después de la Guerra Civil, a buscar la maquinaria para la Compañía Cervecera de Canarias, la cual se había comprado antes de la guerra y sobrevivió intacta a la misma. De camino y en el mismo “paquete”, Rosendo se trajo un maestro cervecero alemán que conoció de causalidad en un urinario público. Profundamente creyente, Rosendo Díaz fue un ejemplo permanente de sensibilidad para con las personas más necesitadas y, seguramente por eso, Maximino Acea, Eduardo García Ramos y el Guigou le pidieron y lograron que se fuera como gerente el Hospitalito de Niños.

Primer edificio del Hospitalito de Niños fundado por el Dr. Diego Guigou el año 1901.

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