SIGUEN SIN TENER NADA QUE PERDER ALLÁ

Parece que el tiempo y la realidad me siguen dando la razón… En los últimos 15 días han llegado a las costas canarias más de 1.500 inmigrantes que huyen de calamidades extremas (hambre extrema, guerras eternas, políticos corruptos, gobiernos fallidos y también muchas enfermedades, sin olvidar la puñetera pandemia del COVID-19). Como me dijo personalmente el arzobispo de Mauritania, monseñor Martin AlbertHappe, hace ahora casi diez años: “Si no quieren que esta gente emigre hacia Canarias, España y Europa, lo que tienen que hacer ustedes es bien simple… hagan que esta buena gente tenga algo que perder aquí, porque, en estos momentos, aquí no tienen absolutamente nada que perder”. Yo le había preguntado a monseñor Happe cómo le podríamos ayudar desde Canarias para que no salieran en cayucos hacia nuestra tierra, y su respuesta no ha dejado de machacarme durante años. Y seguimos igual o, como dice el mago, “a peor la mejoría”.

Monseñor Albert Happe, obispo de Nuakchot y arzobispo de Mauritania

CACHETADA SIN MANOS AL MINISTRO ESCRIVÁ

La realidad es tozuda y puñetera. Y como Dios está arriba y en todo (al menos para los creyentes) el otro día le dio una cachetada sin manos al ministro José Luis Escrivá Belmonte, el muy ocupado (según su agenda) ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones del Gobierno de España, que preside Pedro Sánchez y que, como tal, es (como en todos los gobiernos) el responsable último de todo. Tras anteriores cancelaciones de visitas, la llegada a Canarias del ministro José Luis Escrivá coincidió en el tiempo con una avalancha de llegada de cayucos y pateras que arrojaron a la cara del ministro (y no sé si a su conciencia) la triste realidad de casi 1.300 inmigrantes desembarcando en el ya desbordado puerto de Arguineguín, en Gran Canaria, donde, aún desbordados, están haciendo una labor humanitaria digna de elogio. No sé si el haber sido testigo directo de esa cruda realidad habrá servido para que el ocupado ministro Escrivá se preocupe más y logre que el Gobierno de Pedro Sánchez reaccione y haga algo más y, sobre todo, de forma inmediata.

El ministro José Luis Escrivá, durante un par de días recibió más de 1.000 “cachetadas sin mano” en forma de inmigrantes recién llegados a las costas de Canarias

CONTRA MÁS ALOJAMIENTOS, MÁS LLEGADAS

En Nuakchot, monseñor Albert Happe me enseñó cientos de pateras a la espera de zarpar y cientos de subsaharianos esperando agachaditos y a la sombra, el momento de su embarque hacia una nueva vida, a riesgo de perderla durante la travesía. No sean cínicos, no seamos hipócritas. El ministro Escrivá ya lo ha visto y ahora y también viene su compañero Fernando Grande-Marlaska, ministro del Interior, para ver lo mismo y seguir actuando de la misma manera. Si construimos más centros de internamientos de extranjeros (CIEs) se llenarán; si rehabilitamos el abandonado cuartel de Las Mercedes o el de Artillería en la Plaza del Cristo de La Laguna, se llenarán también; si disponemos de más plazas en hoteles, se ocuparán de igual modo. La hemorragia está abierta y sin control. Y el resto de “solidarias” comunidades autónomas de España, también actuando hipócrita y cínicamente. Miles de pateras y subsaharianos esperan para salir. Y las mafias dispuestas para ayudarles explotándolos. Es cuestión de tiempo. Y tienen todo el del mundo para esperar.

Monseñor Albert Happe, junto a un cayuco en las playas de Nuakchot (Mauritania)

PARA CURAR LA HEMORRAGIA, IR A SU ORIGEN

Desde el privilegio de haber visto, palpado y sentido la problemática “in situ” en las costas de Mauritania, me veo en la necesidad y obligación de repetir a quien me quiera leer, escuchar y entender, que hacer cosas aquí (por muy bien que los acojamos y les atendamos) no es la solución. La hemorragia seguirá en el tiempo mientras no se llegue al origen de la misma y se corte el flujo de sangre. Nuestro presidente, Ángel Víctor Torres, tiene que ponerse en su sitio, desde la cruda realidad que le da la razón. Por encima de partidismos y obediencias mal entendidos. Hay que hacer cosas en origen. Hay que echarle imaginación, recursos, dinero… No hay otra solución. Se sabe que Europa necesitará mano de obra y un determinado tanto por ciento de inmigración legal, regulada y controlada. Pero cientos de miles de seres humanos tienen que vivir dignamente en sus lugares de origen, donde ellos mismos quieren estar con su gente. Pero, repito, como dice Mons. Happe, tienen que tener algo que perder allí. Amén.

De izquierda a derecha: Ángel Víctor Torres (presidente de Canarias) Fernando Grande-Marlaska (ministro del Interior) y Román Rodríguez (vicepresidente canario)