EL COTARRO Nº313 DEL DOMINGO, 06/09/2020
José Carlos Marrero *
MIS TRES PILARES… SALUD, VIVIENDA Y EDUCACIÓN
- Comienza oficialmente la temporada 2020/2021 en El Cotarro metidos en medio de un complejo escenario que plantea incógnitas por todos lados. La realidad mundial, regional y local, creada por la pandemia del COVID-19, debe hacernos reflexionar a todos nosotros y, sobre todo, hacernos más humildes, más generosos, más comprensivos y más solidarios. Me apetece dejar claro que, para mí, los tres pilares o derechos básicos para que una persona pueda sentirse como tal, e intentar ser al menos un poco feliz, deben ser, por este orden: el derecho a la Salud (que debe ser pública y universal, sin degradar ni condenar la Sanidad Privada), el derecho a la Vivienda (que debe ser digna y nunca «okupada») y el derecho la Educación (que debe ser en libertad y sin adoctrinamientos). A partir de aquí, recuerdo de nuevo la frase de cabecera del lagunero Juan Ríos Tejera, el popular «Juanito Cabeza», querido y respetado por todos, que decía: «No me busquen problemas donde no los hay». Y, donde los haya, tenemos que meterles mano y arreglarlos, lo antes posible y de la mejor manera, con diálogo, inteligencia, trabajo y profesionalidad.
Don Juan Ríos Tejera, el popular, querido, respetado e irrepetible, “Juanito Cabeza”
TRES COTARROS PARA UN SOLO DOMINGO
- Dicho lo anterior de entrada, les confieso ahora que El Cotarro yo lo voy enjaretando poco a poco durante la semana, y que remato la faena cada viernes para que se publique el domingo. Esta pasada semana, casi he tenido que borrar y empezar de nuevo cinco veces. Comencé la primera redacción contando que, en los años 80, el americano Herb Schmertz con la colaboración de William Novak, revolucionaron el mundo de la empresa (y la política) con su legendaria obra “El silencio no es rentable”. Este trabajo marcó un punto de inflexión a partir del cual las empresas, los partidos políticos y muchas otras instituciones, empezaron a considerar la transparencia ante los medios de comunicación, y la colaboración con los mismos, como la alternativa más afín a sus intereses y objetivos. Y lo redacté y puse para contarles que mucha gente de la profesión sanitaria está echando pestes y critica cómo esta la Sanidad por dentro, pero que lo hace por lo bajini, como criticones en plan cuchicheo, sin plantarse de verdad y contarlo todo públicamente, dando la cara.
Herbert Schmertz, autor, con William Novak, de “El silencio no es rentable”
EL DURO ESCRITO DE INTERSINDICAL CANARIA
- Comencé escribiendo que Intersindical Canaria (IC), la Unión General de Trabajadores (UGT), Comisiones Obreras (CCOO), el Sindicato de Enfermería (SATSE), el Colegio Oficial de Médicos de Santa Cruz de Tenerife (COMTF), o el Colegio Oficial de Enfermería, y hasta los comités de empresa de los distintos hospitales, todos han estado y están mayoritariamente callados como tusos… Y no iba (ni voy) muy descaminado, pero lo cierto y verdad es que, en medio de mi crítica, denunciando que eran (y son) culpables por omisión, a la vista de su silencio cómplice, va y llega (el día 1) un comunicado (el segundo en unos meses, es verdad) de la sección de Intersindical Canaria en el Hospital Universitario de Canarias (HUC), donde está como líder el puntal Abel Ramos Negrín. Un comunicado durísimo, directo y demoledor, titulado, textualmente: “Tras un año de gestión, DE MAL EN PEOR la situación laboral y asistencial en el HUC”, poniendo en él cinco fotografías y subtitulando “Si la inoperante Dirección no está de acuerdo con la ofensiva contra el HUC, lo más honesto es que dimita”. (Lo pueden encontrar en Internet y Facebook)
Afiliados y simpatizantes de Intersindical Canaria, manifestándose en el HUC
RELEVO DE ALBERTO PAZOS POR CONRADO DGUEZ.
- Entonces comencé una segunda redacción apuntando que el presidente canario, Ángel Víctor Torres (PSOE), y su consejero del ramo, Blas Trujillo Oramas, tenían una «papa caliente» a la que tenían que hacerle frente de forma urgente y que, de los tres temas absolutamente urgentes: Sanidad, Turismo/Economía y Educación, el primero a tratar era tranquilizar las aguas en Sanidad y, definitivamente, plantarle cara a la crisis del COVID-19 con profesionalidad y rigor. Y cuando estaba en ello, salta la noticia del posible relevo de Alberto Pazos como director del Servicio Canario de la Salud (SCS) para volver a poner al frente del mismo a Conrado Domínguez Trujillo. Y me vuelven a fastidiar lo redactado y retomo una tercera redacción, para manifestar que, de forma inteligente y valiente, Ángel Víctor y Blas han querido «meter mano» al problema nada más comenzar este nuevo «curso político». Me refiero al hecho de rectificar (que es de sabios) y volver a recuperar a Conrado Domínguez y nombrarlo, de nuevo, director del SCS
Blas Trujillo (i), consejero de Sanidad, y Ángel Víctor Torres, presidente de Canarias.
TREMENDA CARAJERA EN EL POSE Y PODEMOS
- Tengo claro que el presidente Ángel Víctor Torres se la ha jugado apostado fuerte y decididamente por Conrado Domínguez, plantando cara a las presiones de muchos de su propio partido, tanto en Gran Canaria como en Tenerife. Muchos (o quizá no tantos) personajes «influyentes», que muchas veces continúan viendo fantasmas donde seguramente no los hay, y sabiendo, además, que, lamentablemente, en el PSOE actualmente no tienen personas preparadas (me consta que sí las tienen) o bien, las que hay, por razones que sería interesante analizar, no quieren entrar en Política y se niegan a aceptar un cargo, por muy relevante que éste pueda ser, y al margen de los potenciales sueldos, que no llegan a compensar los sacrificios (personales, familiares y profesionales) que dichos cargos conllevan. Por ello, más de un miope (o mediocre) socialista, y unos cuantos más en Podemos, se mosquearon y plantaron… pero sin éxito final, a pesar de las amenazas y posteriores dimisiones de Jesús Morera (hoy ya exgerente del Hospital Doctor Negrín) y Ricardo Redondas (hoy ya exdirector de Atención Primaria en Gran Canaria).
Jesús Morera, ex consejero de Sanidad y hoy ex director del Hospital Dr. Negrín.
LA REALIDAD EXIGIÓ MANO FIRME Y DECISIÓN
- Todo lo hasta aquí contado (y lo no contado, pero que se contará poco a poco) tiene que ver con una decisión complicada pero firmemente tomada por Ángel Víctor Torres, con el beneplácito de Román Rodríguez y el sabio asesoramiento de puntales cercanos a él como José Julián Istúritz. De muchas llamadas a muchas personas relevantes de distintos estamentos y sectores (de aquí y de más lejos). Después de lo anunciado y de un cierto ridículo ante la media “yenka” montada, la decisión no podía, no debía ser otra. La realidad de la Sanidad canaria en medio de la pandemia y ante lo que pueda venir los próximos meses, no permitía dilatar más la situación de inestabilidad y el tóxico ambiente y mal rollo que se iba extendiendo por todos los sectores, desde los centros de atención primaria a los hospitales de referencia, pasando por muchos despachos políticos y no tan políticos.
Ángel Víctor Torres (i), Román Rodríguez (c) y Julio Pérez que, de una manera u otra, mucho han tenido que ver en todo lo sucedido esta pasada semana.
YA NOMBRADO DE NUEVO, DÉJENLO TRABAJAR
- El Gobierno de Canarias y su consejería de Sanidad han conocido en lo que va de legislatura hasta cuatro directores en el ya mencionado SCS: Blanca Méndez (con Teresa Cruz como consejera), Antonio Olivera (con Julio Pérez como consejero provisional), Alberto Pazos (ya con Blas Trujillo) y ahora Conrado Domínguez. Conozco a Conrado y confieso que le tengo en gran estima y que me parece un gran profesional, preparado, cercano y campechano (que tendrá sus defectos, como todos nosotros) pero que cuenta con un importante respaldo de los profesionales del sector y con experiencia más que contrastada en este cargo, que ostentará por segunda vez, después de haberlo ocupado (como independiente) durante la presidencia de Fernando Clavijo (Coalición Canaria) siendo consejero de Sanidad, José Manuel Baltar (también independiente). Un tándem de lujo que debió seguir, por encima de ideologías y partidismos…, pero somos como somos. Me atrevo a decir que, si después de todo lo que ha pasado, le han vuelto a llamar y Conrado ha aceptado el cargo, no me vayan ahora a ser puñeteros ni mezquinos. Permitan a Conrado trabajar, tomar decisiones y organizar sus equipos. Déjenle, simplemente, ser y hacer. Démosle sanitariamente de nuevo, a los tres, Ángel, Blas y Conrado, 100 días de gracia. Qué menos.
Conrado Domínguez Trujillo, renovado director del Servicio Canario de la Salud
LUIS LERÍN AZNAR, ADIÓS A UN MAÑO TINERFEÑO
- Cambio de tercio finalizando El Cotarro de hoy, recordando, lamentablemente, la partida para siempre de un gran amigo que fue maño de nacimiento y tinerfeño de adopción. Me refiero al gran Luis Lerín Aznar, un claro ejemplo del dicho de que uno no es de donde nace (que también) sino de donde pace. Luis Lerín vino muy joven desde Zaragoza y trabajó como nadie en un montón de sitios, ganándose, poco a poco el cariño y respeto de todos y, también poco a poco, labrando una trayectoria empresarial digna de elogio. De prácticamente comenzar “de pibe” en el veterano hotel Moreque, en Los Cristianos (Arona), fue arriesgando y luchando hasta consolidar merecidamente un patrimonio que, lejos de despalillarlo (como otros) lo invirtió de nuevo en Tenerife para generar mucha riqueza y puestos de trabajo en nuestra isla. El bueno de Luis Lerín fue uno de los que hizo posible la construcción e instalación de la primera fábrica de tuberías plásticas de Canarias, Canplástica, con lo que nuestra tierra, durante el boom de la construcción, por fin no tuvo que depender solamente de marcas multinacionales.
Luis Lerín Aznar, siempre positivo, siempre optimista, siempre sonriente.
DE LA CONSTRUCCIÓN AL OCIO, PARA SER FELIZ
- Podría contarles muchas cosas, pero baste decir que Luis se dio cuenta de que el sector del Turismo (los turistas y también la gente local) merecía un ocio de calidad, y se empeñó en que, parte de los beneficios de aquella fábrica, sirvieran, como él mismo decía, para que Santa Cruz de Tenerife tuviera una gran discoteca de categoría nacional, como cualquier otra gran capital de provincia en España. Y fruto de su empeño fue la recordada discoteca KÚ, en el Parque de La Granja, las cafeterías Ricatapa o, últimamente, el apasionante proyecto fotográfico “I Love” y otras iniciativas, que Luis promovió, gestionó y cuidó hasta que decidió, también merecidamente, tocar retirada discretamente. En medio de todo eso, tuvo una delicada salud de hierro, que le acompañó durante los últimos años, obligándole a pasar por momentos de hemodiálisis y hasta por dos trasplantes de riñón. El segundo, por cierto, donado por su leal y fiel compañera y esposa, Marisa, una mujer también ejemplar, que estuvo siempre a su lado, en las duras y en las más duras. Hoy ella, Marisa, y sus dos hijos, Patricia y Luis, y hasta su primera y aún pequeñaja nieta (hija de Patri) pueden estar absolutamente orgullosos de haber tenido durante todos estos años a un gran esposo y un tremendo padre y abuelo, que se fue calladamente queriendo a todos, como todos le queríamos: sinceramente. Descansa en paz, amigo Luis, y sigue ahora, con tu socarrón humor, fotografiando el cielo de cerca.