José Carlos Marrero González

El guion se repite fielmente y, tras la reunión en el Club Náutico, la primera “estación” fue en el cementerio de la capital palmera donde, en sus respectivas tumbas, efectuaron el tradicional homenaje (flores regadas con ginebra Beefeater y brindis con la misma) a los caídos de las Sirenas, al grito de ¡a los vasos!. Empezaron por la del “pintor de La Caldera”, Quico Concepción y luego siguieron por el resto de amigos. Este año con parada especial en la tumba de José Manuel Ayut Brito, mensajerista y componente de Las Sirenas que falleció el pasado mes de diciembre, y que fue el impulsor y “alma pater” del Judo en la isla.

Brindis en el cementerio, tras la ofrenda floral y los discursos de recuerdo.

Tras la llegada triunfal a la playa de La Salemera, emotiva ofrenda florar a los compañeros caídos que no están en el cementerio, para continuar con un gran almuerzo de hermandad. En los postres, lectura de una glosa de la historia de Las Sirenas escrita por Miguel Perdigón Cabrera y leída por Anelio Concepción, y posterior homenaje especial al fundador, Miguel Perdigón Benítez, al que se le regaló una foto del primer desembarco en 1979.

Homenaje al fundador y “almirante” Miguel Perdigón Benítez, con la foto original del primer “Desembarco de las Sirenas” el año 1979.

Y para terminar… No creo que haya alguien en La Palma que no conozca a Víctor Lorenzo Díaz Molina, más conocido por todos como el gran Sosó, al que los amigos de Las Sirenas le conocen también como la “Sosohnova” artista internacional experta en caminar por la cuerda floja. Este año Sosó estuvo especialmente “entregado a la causa”, cantó y bailó hasta decir basta, dedicando un número al gran veterinario, investigador del ICIA, forofo tenisquista y puntal de Las Sirenas, Juan Capote, que por un imprevisto de última hora no pudo asistir al 40º desembarco. Remato, como ya lo hice hace cinco años, recordando, sugiriendo y solicitando a los políticos palmeros que tienen una asignatura pendiente: un gran homenaje y hasta un monumento al gran Sosó, que debería hacerse en vida y nada mejor que el próximo 2020, que, por cierto, es “año de Bajada”. Gracias por cumplir con la tradición y… ¡A los vasos!

Víctor Díaz, el gran “Sosó” caracterizado de la sirena “Sosohnova”

A punto de comenzar el “curso político” 2019-2020, quiero decirles que unos seis meses (más o menos) antes de las pasadas elecciones locales, el Cabildo de Tenerife presidido en aquel momento por Carlos Alonso se descolgó con una curiosa propuesta para “aliviar” el problema de movilidad del tráfico (de personas y coches) en la llamada “Glorieta del Brasil”, más conocida por todos como la lagunera “rotonda del Padre Anchieta”. El brazo promotor del proyecto fue Miguel Becerra Domínguez, por aquel entonces director insular de Movilidad. Conozco muy bien la zona, su historia, su verdadera realidad y el sentir de muchos vecinos y vecinas que la quieren y la padecen. Y, por ello formulé una promesa que hoy les desvelo.

Carlos Alonso Rodríguez y Miguel Becerra Domínguez (CC)