HOY “EL COTARRO” CUMPLE 26 AÑOS DE VIDA

El mes de septiembre del año 1994 y exactamente (si no recuerdo mal) el 11 de septiembre (que aquel año fue domingo), nació El Cotarro, en la última página de la edición dominical del periódico Diario de Avisos, que en aquel momento dirigía el amigo, colega y maestro, Leopoldo Fernández Cabeza de Vaca. Precisamente, fue el gran Leopoldo Fernández el “bendito culpable” de que cada semana me alejara unas horas del micrófono de la radio, para cambiarlo por la máquina de escribir. Y tuvo que ser, para mi (que soy un lagunero profundo) el domingo más cercano (tan solo a tres días) de la celebración de la festividad del Santísimo Cristo de La Laguna, siendo alcalde de la ciudad y municipio el puntal Elfidio Alonso Quintero. Por tanto y aunque parezca que fue ayer, podemos decir que, precisamente este domingo, El Cotarro está cumpliendo 26 años de vida, siempre gracias a ustedes.

Imagen del Stmo. Cristo de La Laguna, procesionando el “Día Grande”

ESTA NOCHE ES LA “NOCHE DE LOS LAGUNEROS”

Además, este complicado año de crisis sanitaria, de maldita pandemia, de incertidumbre generalizada, la publicación dominical de El Cotarro coincide con “la víspera” de la festividad litúrgica de la Exaltación de la Santa Cruz, que, con nuestro nombre de “Día del Cristo” celebraremos todos los laguneros, los tinerfeños, y todos los canarios en general, porque, nadie lo discute, es la del Santísimo Cristo de La Laguna, la imagen de Cristo, más querida y venerada por todos los canarios. Hace hoy 26 años, la primera edición de El Cotarro se hacía eco de esta popular fiesta grande de La Laguna y, más concretamente, de la tradicional “Noche de Los Laguneros” en la víspera del “Día Grande”, contando en exclusiva una “coña lagunera” que hoy deseo volver a compartir con todos ustedes.

Pórtico de entrada al Real Santuario, ya engalanado, pero para una fiesta segura.

UNA CURIOSA HISTORIA QUE COMENZÓ EN 1991

Aquel mes de septiembre de 1994, hacía como unos tres años que llevaba preparando durante mis vacaciones en mi pequeño refugio de La Punta del Hidalgo lo que, como dije en su día, espero que termine siendo mi primer libro, al margen de la ya conocida Guía Gastronómica de Tenerife y su Provincia, que felizmente, en 1997, se convirtió en la primera guía gastronómica editada en Canarias. Fue en 1991, el año que nació mi única hija, María, y la idea del libro era que ella y quien lo leyera, conocieran algo más de la idiosincrasia lagunera. Si algún día ese libro pendiente termina haciéndose realidad, como esperaba y sigo esperando, será gracias a un montón de buenos amigos como Eufrasio Pérez “Fafín”,Emilio González Antón “El Pupi”, Ramón Mario “el de La Oficina”, Pablo Reyes Núñez (el hijo de Domingo Reyes“El Practicante”), José Luis del Castillo “Garabote” y hasta don Victoriano Ríos, que es de la familia de “Los Porrones”… Emilio González, Domingo Reyes Victoriano Ríos, ya tristemente fallecidos, pero permanentemente en el recuerdo de todos.

La Plaza del Cristo en la fiesta de septiembre, cuando ésta todavía era toda de tierra.

LAS RIMAS DE EMILIO GONZÁLEZ ANTÓN “EL PUPI”

Desde hace ahora unos treinta y pico años vengo recopilando, con la ayuda de todos ellos y mucha más gente buena, un montón de datos sobre los curiosos motes, cariñosos apodos y entrañables “nombres de guerra” de ilustres y respetadas familias y personajes laguneros. Más de cien familias y casi un centenar de personajes populares conforman la lista en la actualidad. En su momento, el año 1994, me apeteció sacar a la luz pública algo de lo ya recopilado. Fue mientras decíamos nuestro último adiós al gran Manolo Alemán De Armas. Se lo comenté al hoy también fallecido, Emilio González Antón “El Pupi” (el hijo del “Buen Ladrón”) amigo personal y de trabajo del querido y recordado Manolo, quien se ofreció para unir los nombres de mis listas a su amistad, su buen humor y sus divertidas rimas. La víspera del Cristo del año 1994 se publicaron por primera vez las rimas de “La noche de los laguneros”, que dedicamos con todo cariño a Manolo Alemán.

La plaza ya pavimentada con la antigua fuente al centro y los “cochitos locos” al fondo