EN NUESTRA TIERRA NO NOS QUEDAMOS ATRÁS

La misma mediocridad, mezquindad o torpeza tenemos en nuestra querida tierra canaria. Parece que tenemos dos banderas, cuando no tres. En primer lugar, la bandera oficial, legal, democrática y mayoritariamente aprobada en 1982 por nuestro Parlamento de Canarias y refrendada Ley Orgánica de reforma del Estatuto de Autonomía de 2018, firmada por El Rey, Felipe VI y el presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, siendo Fernando Clavijo Batlle (CC) nuestro presidente autonómico. Esta es la bandera de tres franjas verticales en colores blanco, azul y amarillo, a partir de la asta, con el escudo oficial (el de los dos canes) en el centro. Por otro lado, está la bandera canaria con las siete estrellas verdes. Algunos (o muchos) quieren asimilar a la bandera “oficial” con los “españolistas” y, yendo más lejos, con la “derecha”. Por su parte, también algunos (o muchos) quieren asimilar la de las siete estrellas a los “nacionalistas” y, yendo más lejos, a los “independentistas”. Esta bandera, en la actualidad, se quedaría un poco “coja” al faltarle la octava estrella por La Graciosa (que también es hijita de Dios, tiene su corazoncito y merece estar).

Parece que también a los canarios se nos clasifica y/o discrimina según qué bandera canaria sea la de nuestra predilección.

DEBATE INTERESADO ENTRE BANDERAS

Siempre he dicho públicamente (y hoy lo escribo) que, cuanto antes sea posible y de cara al futuro (pensando sobre todo en nuestra infancia y juventud) deberíamos aclararnos nosotros mismos, y, de nuevo democráticamente y mejor por consenso, revisar esto de los símbolos y, si hiciera falta, reformar (como se hizo con el Estatuto de Autonomía) lo que proceda de la mejor manera. En lo de nuestra bandera, además, el amor, el sentimiento y el respeto hacia ella no termina de calar por el debate de su su duplicidad y hasta porque en las fiestas populares se ponen (creo que porque son más baratas) con las franjas en sentido horizontal. Y peor aún, en determinadas islas o lugares se pone con el blanco y azul encima (como si Tenerife estuviera por encima de Gran Canaria) y en otros, como dice el mago, “a la viceversa”, el azul y amarillo por encima, como si predominase Gran Canaria sobre Tenerife. Como diría don Juan Ríos Tejera (nuestro popular y respetado “Juanito Cabeza”) … “¡no me busquen problemas donde no los hay!” …. y… “¡arreglen eso por las buenas!”

¿Tenerife o Gran Canaria por encima?… “¡no me busquen problemas donde no los hay!”…. y… “¡arreglen eso por las buenas!”

ENTRE EL HIMNO O EL PASODOBLE ISLAS CANARIAS

Y en esto, si me apuran, incluyo el himno oficial. Porque, no me negarán (y en esto creo que sí hay consenso unánime) el actual himno, a partir de una variación del Arrorró, con letra de Fernando Garcia Ramos y música de Juan José Falcón Sanabria, no lo siente como suyo (dicho sea, con todo respeto para sus autores) ni los perros del escudo de Canarias. Sin embargo, por poner otra realidad, no me negarán que el pasodoble Islas Canarias, aunque esté compuesto por el catalán Josep María Tarridas, lo siente en su alma hasta el último canario o canaria allí donde esté, con la carne de gallina, los pelos como escarpias y, muchas veces, con más de una lágrima en los ojos… ¿o no es cierto?… ¿No es éste nuestro “verdadero” y sentido himno? Debemos y podemos consensuar una sola bandera y un himno que nos unan. Me resisto a creer que también estamos condenados a estar distanciados, por no llegar a decir que divididos y hasta enfrentados por un asunto de himnos y banderas, que se puede y debe solventar desde la unidad, la inteligencia, la generosidad y el consenso.

Fernando García Ramos, Josep Tarridas y Juan José Falcón, autores de dos himnos.

PERO QUE NO ME TOQUEN LA CABRA DE LA LEGIÓN

Voy terminando El Cotarro de hoy asegurándoles que esta deriva sale espontáneamente desde mi convencimiento personal de que es mejor seguir unidos. Y, a ser posible, con una sola bandera (como en Estados Unidos, con perdón) que no venga el PSOE, ni el PP, ni CC, ni Podemos a patrimonializarla. Ni la bandera oficial, ni la de las siete estrellas. Antes prefiero que nos unamos todos en una sin escudo y sin siete (u ocho) estrellas verdes. Las tres franjas verticales y que lleguemos pronto a asumirla, respetarla quererla y defenderla, como bandera común de todos los canarios, por encima de ideologías y partidos. Y, antes de terminar, recordar, asumiendo las palabras de un amigo (casi un hermano), Ignacio Pintado Mascareño, una persona excepcional y una mente privilegiada que, tristemente, ya no está con nosotros. Ignacio siempre me/nos decía: “Yo soy más canario que el «padre» Teide… A mí a Canario no hay quien me gane;… ¡pero que no me toquen la cabra de la Legión!”. Estoy seguro de que, en una inmensa mayoría, la ciudadanía de Canarias se siente española y solo requiere que se entienda, reconozca y asuma nuestra idiosincrasia y nuestra indiscutible realidad ultraperiférica, archipielágica y, por tanto, interinsular. Solo eso, que no es poco, pero tampoco es mucho.

Tal como yo lo veo y desde mi humilde opinión, creo que lo que representa este lazo, es lo que debe motivar a nuestros responsables políticos