A mediados de los años 50, una inteligente y encantadora mujer, María Angustias Ibarra y Jiménez de la Serna, marquesa de Ibarra, conoció y se enamoró en Madrid de un gran tinerfeño (lagunero para más señas) Diego Benítez de Lugo y Ascanio, marqués de Celada. Cuando María Angustias conoció Tenerife y entre otros lugares, visitó el Puerto de la Cruz, vio cómo los pocos turistas que estaban por allí, pernoctaban en el suelo y al aire libre. Cuando la mayoría de los tinerfeños veía solamente riqueza y futuro en el plátano, María de las Angustias vio el futuro en el sector del Turismo y, junto con su esposo, se empeñó en promover uno de los primeros hoteles que se construyeron en primera línea de la costa portuense. Gracias a su iniciativa y decidida apuesta, el 8 de agosto de 1960 de inauguró el veterano y emblemático Hotel ValleMar. Durante los últimos tres años, María de las Angustias y su familia, a través de la empresa Altalay 7, ha invertido más de nueve millones de euros en la remodelación, modernización y mejora del ValleMar, en lo que, sin duda, supone una renovada apuesta de María de las Angustias y sus hijas, que hay que reconocer y valorar y que merece un agradecimiento público.
Doña María de las Angustias Ibarra Jiménez de la Serna, marquesa de Ibarra.