Y dicho lo anterior, no hay que ser Sherlock Holmes para haberse dado cuenta y comprobar que, por motivos que desconozco (y no quiero entrar en detalles) la placa con la “R” nunca (que yo sepa) ha lucido junto al número 2 de la lagunera calle Antonio Zerolo. Quizá Andrea y Fer han estado muy metidos en lo suyo (los fogones y la sala) y hayan descuidado los temas burocrático-administrativos; quizá el Ayuntamiento deba revisar sus protocolos de inspección; y quizá la Michelin deba hacer algo más… para que éstas, sus estrellas, no se apaguen de la noche a la mañana dejándonos ese sabor agridulce que no se merece nadie. Ni Andrea y Fer, ni Tenerife, ni la propia Michelín. Deseo que Andrea y Fer abran pronto un renovado Nub en una nueva ubicación, ojalá que sea en La Laguna, y espero que en la Michelin le respeten la estrella otorgada. No hace falta decir que me alegro de que el MB Abama, El Rincón de Juan Carlos, Kazán y Kabuki Abama conserven las que ya tienen. Y no puedo terminar sin decir que, sin duda alguna, el chef Braulio Simancas y su restaurante Las Aguas, merecían (y merecen) el otorgamiento de una primera estrella.
Fer Fernández, el pasado miércoles, poniéndose la chaquetilla que le acredita como poseedora de una estrella Michelin, en el restaurante Nub.