Unos llamados “colectivos independentistas” (según firmaban) pretendían realizar una concentración pacífica el pasado sábado (día 16), “en rechazo a la Jura de Bandera Española y la militarización en Canarias”. La concentración iba a realizarse en la plaza del Cristo de La Laguna, para terminar con “una comida fraternal en Mesa-Mota. Respetando la libertad de expresión y el derecho a la manifestación de todos, de los unos y de los otros, creo que, convocar esa concentración en el mismo sitio y solo una hora antes del previsto acto de la Jura de Bandera, fue una falta de respeto y toda una innecesaria provocación. Porque, con la misma libertad de expresión, se trataba de una manifestación en la que otros civiles, libre y voluntariamente, deseaban jurar o prometer su adhesión a España besando su bandera. Por ello creo que la decisión de la subdelegación del Gobierno en Santa Cruz de Tenerife, con Guillermo Díaz Guerra al frente, de no autorizar aquella concentración, fue inteligente, oportuna y, seguramente, evitó males mayores que nadie quería y que estaríamos lamentando. Un diez para Guillermo Díaz, que ahora dejará el cargo.
Cristina Tavío (presidenta del Parlamento de Canarias en funciones), Carlos Palacios (capital general de Canarias) y José Alberto Díaz (alcalde de La Laguna) durante el homenaje y ofrenda de una corona de laurel a TODOS los caídos por España.