La gente es buena por naturaleza y la mayoría de las personas está por el bien y por lo positivo. Pero también hay gente (menos) que muchas veces critica en de forma negativa y habla más de la cuenta, desde la desinformación y la ignorancia o, mucho peor, desde la “falta de ignorancia”. Aunque me “tire de las orejas” nuestro obispo, Bernardo Álvarez, debo decir que, más allá de las creencias y “practicancias”(que diría el mago) en las hermandades y cofradías de nuestra Diócesis se desarrolla una labor social y caritativa, desde el voluntariado y el altruismo, que ya quisieran para ellos muchos ayuntamientos y cabildos. Les hablo de recogida y reparto de alimentos, ropas y enseres, atención a enfermos y mayores, respaldo a menores y familias en riesgo de exclusión social, y muchos más aspectos que, en la mayoría de los casos, pasan por la discreción y el anonimato.
Detrás de las hermandades y cofradías, hay casi siempre una labor social y caritativa que muchas veces desconocida y, por ello, no se reconoce y valora. En la foto, esclavos del Cristo y las propias monjitas llevando de paseo a los residentes de la residencia Hogar Santísimo Cristo (el emblemático Asilo de Ancianos de La Laguna)