Un triste y lamentable incidente, perturbó el pasado 14 de septiembre la solemne “Procesión del Retorno” del Cristo de La Laguna a su Real Santuario. Una presunta promesa al Cristo sirvió para abusar de la buena fe y aprovecharse de la buena voluntad de dos serios empresarios, Myriam Ortega Quintero y su hermano Germán Ortega Quintero, propietarios del ya emblemático La Laguna Gran Hotel, así como de Agustín Ruíz Ortega, hijo de Myriam y joven director del establecimiento. El personaje (creo que muy equivocado) protagonista principal del incidente, el florista Juan Álvarez, se presentó en el hotel poniendo por delante su número de esclavo y dando a entender que la Esclavitud estaba al tanto de lo que pretendía hacer y que contaba con su “permiso”.
Momento del “diluvio” con muchos de los asistentes protegiéndose de la “mojada”