Es conocido por todos mi amor por la isla de La Palma, mi pasión por la forma palmera de entender y vivir la vida, así como mi afición por el C.D. Mensajero. Gracias a mi gran amigo Juan Capote, que me lo ha traído de parte de su autor, me llena de satisfacción terminar El Cotarro de hoy celebrando que el gran Miguel Perdigón Cabrera, ilustre palmero, del Mensajero a morir, magnífico abogado y mejor persona, ha escrito un libro muy especial y muy ameno que, con el título de “Cuentos palmeros”, acaba de publicar la editorial Círculo Rojo, con cubierta diseñada por Cristina Perdigón Ferraz, su hija. El libro de Miguel Perdigón recoge 27 relatos cortos que recuerdan anécdotas y simpáticas “pasadas”, propias de la idiosincrasia de la capital palmera y alrededores. Anécdotas como la del monaguillo Pablito que se negó a llevarle las vinajeras al cura Don Amado hasta que le devolviera la pelota. Como la del gran Voltercuando en el bar Quitapenas anunció que el número 15.518 había caído premiado en La Palma. La del Maestro Quico Concepción cuando durante un velorio se quedó encerrado en el bar de la funeraria. Historias de pinturas con “La Sabatina”, de desembarcos con “Las Sirenas” y espectáculos con Soshonova. Gracias amigo Miguel por hacer historia recuperando y contando estas historias. P’alante siempre, todos a comprar el libro y… ¡a los vasos!
En primer plano, Miguel Perdigón Cabrera, ilustre palmero, gran abogado y mejor persona. Detrás, con gafas de sol, su padre, Miguel Perdigón Benítez, quien hace años fuera gran alcalde de Santa Cruz de La Palma.
Bravo Miguel!!
A los vasos!!!!!
A los cabritos!
Viva La Palma!