Esto es así porque, la gran idea tenía como protagonista principal un gran, amplio y seguro túnel, semejante al que ya es una realidad bajo la santacrucera avenida Tres de Mayo, pero con carriles en doble dirección, Algo así como si de una réplica de los túneles de Güímar se tratara. Esa gran y necesaria obra serviría para que, por encima, en la superficie, discurriera una gran avenida, la denominada “Rambla de La Laguna (en tiempo de Elfidio Alonso y Ani Oramas también se le llamó Rambla del Quinto Centenario). Las calles de uno y otro lado de La Laguna cruzarían sin problema la Rambla (como en Santa Cruz o la avenida Príncipes de España, en Ofra) y hasta por el centro de la misma podría transcurrir, sin mayores problemas, el tan cacareado tramo del tranvía. Y Ahora la pelota está en manos del consejero insular Enrique Arriaga y el nuevo director insular de carreteras, Tomás Félix García. Ojalá que la historia cambie a mejor.
Esta debería ser la Rambla de La Laguna… Y por debajo debería discurrir el túnel.