Es de bien nacidos el ser agradecidos y, en medio de todo lo anteriormente expuesto, el Ejército de España sigue actuando y colaborando, callada pero eficazmente, en la lucha contra la pandemia. Por ello, las unidades que manda el teniente general Carlos Palacios Zaforteza, como jefe del Mando de Canarias, han estado esta última semana, callada y discretamente, colaborando con su trabajo en la isla de Lanzarote, ayudando a desinfectar los centros de Playa Blanca, Playa Honda, Tahiche o Valterra. Es muy fácil opinar alegremente y pensar que ejército y milicia son siempre y obligatoriamente sinónimos de guerra, ataque y violencia, sin pensar que, seguramente, son mucho más protagonistas de la defensa, la disuasión y la paz. Esta imagen que ahora les pongo son reflejo de lo que han estado haciendo estos últimos días en territorio conejero dentro del marco de la Operación “Misión Baluarte”, los equipos de descontaminación de la Brigada “Canarias”. Estas labores se encuadran dentro del apoyo realizado por las unidades del Mando de Canarias en la recepción, transporte y custodia de la primera remesa de vacunas hasta su entrega a las respectivas autoridades sanitarias locales, o el trabajo diario de los rastreadores militares que actualmente están realizando en las islas de Tenerife, Gran Canaria, Fuerteventura y Lanzarote. Es muy fácil (y libre) opinar y criticar alegremente la realidad de las Fuerzas Armadas, su espíritu, su misión institucional y su profesionalidad en el marco de nuestra democracia y nuestra Constitución. Pero en los momentos difíciles, bien que tiramos de ellas y nos honra su trabajo «en pie de paz», en pro de nuestra defensa y la de nuestra tierra, así como su predisposición para ayudar, como ahora, en los momentos de crisis, catástrofes o tragedias de cualquier tipo. Y esto hay que agradecérselo.
Efectivos del Mando de Canarias actuando en Lanzarote para prevenir la COVID