♦ La gran afluencia de artistas extranjeros al Archipiélago, en unos años de auge cultural sin precedentes, llevó a Eduardo Westerdahl, en 1933 a plantearse una idea que le acompañaría el resto de su vida, y sobre la que se posicionaría el bloque de redactores de Gaceta de Arte en uno de sus últimos números del año 1935: «se propugna el establecimiento en Tenerife de una residencia de invierno para intelectuales europeos». El arquitecto italo-suizo, Alberto Sartoris, conocedor de las residencias de artistas en Suiza y Francia, impulsaría definitivamente la idea que acabaría siendo nominada como «Residencia Canaria de Cultura Internacional». En 1953, fruto de su buena relación con Westerdahl, desembarcó en Tenerife, aunque no por primera vez, el arquitecto Sartoris aceptando una invitación del entonces alcalde de Puerto de la Cruz, Isidoro Luz Cárpenter, que también era presidente del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias.
Eduardo Westerdahl (a la izquierda) y Alberto Sartoris