El primer piloto en cruzar el Atlántico fue Charles Lindbergh con su también monomotor, llamado “Spirit of Saint Louis”. La travesía siempre consiste en volar una línea denominada ortodrómica que es la línea más recta, siguiendo la curvatura de la tierra. Los cálculos que realizó Lindbergh para su plan de vuelo, le llevaron a aparecer en la costa irlandesa con un mínimo error en la posición prevista, luego continuó costeando hacia París. Lindbergh tardó la friolera de 33 horas y 32 minutos saliendo desde Nueva York. Su velocidad media fue de 214 kilómetros por hora. Portaba un motor Wright Whirlwind J-5C de 223 CV. El vuelo obviamente, se realizó a mano y sin automatismos y fue todo un hito, más hoy, una auténtica leyenda. Lindbergh creía que era mejor realizar el vuelo con un único motor. Pensaba que un avión con dos o tres motores sería más propenso a tener fallos en alguno de ellos, no permitiendo la continuación de su vuelo debido al peso. La aventura de Guido Warnecke no deja de ser otra gesta ya que, para realizar la entrega al cliente, que es la compañía Africair, confeccionaron el vuelo contemplando tres saltos diferentes.
Lindbergh junto a su legendario “Espíritu de San Luis” primero que cruzó el Atlántico