Hace un par de semanas les hablé en El Cotarro de la más que bicentenaria Real Sociedad Económica de Amigos del País de Tenerife (RSEAPT), que se fundó en 1977 y que en estos momentos está en pleno proceso electoral para designar al que será su próximo Órgano Directivo, con su nuevo Director al frente. Estas sociedades fueron promovidas y surgieron durante el reinado del monarca Carlos III y hace unos días alguien me preguntó si una entidad como la RSEAPT tiene hoy en día sentido y razón de ser. Entiendo que, en un mundo trepidante como el que estamos viviendo, con una coyuntura socioeconómica tan compleja y variante, foros en los que se pueda analizar la realidad de forma tranquila, estudiarla de forma rigurosa y sosegada, y debatir desde la libertad y el respeto, es oportuno y conveniente. Lo que pasa es que, en los últimos tiempos y siendo director de la misma el ínclito Jorge Enrique Domínguez Padrón (cuyo mandato está a punto de expirar) la Económica de Tenerife ha estado en boca de muchos quizá y en el ojo del huracán, por motivos que, muchas veces, nada tienen que ver con el espíritu de seriedad y sosiego que debe rodear a una institución como la que nos ocupa.
Fachada de la Real Sociedad Económica de Amigos del País en la lagunera calle de San Agustín