Este pasado y maldito año 2020 no procedió salir, no pudimos cumplir los 48 años saliendo ininterrumpidamente sin faltar una sola Navidad, no pudimos ir a ver y cantar villancicos a las monjas Clarisas, ni a las Catalinas, ni a las Siervas de María. Ni cumplir la sacrosanta tradición de cantarle al irrepetible Rosendo Díaz, ni a los mayores que viven en la Residencia del Santísimo Cristo (más conocido como el Asilo de Ancianos de La Laguna). Pero tampoco pudimos ir cantar y beber (como los peces en el río) al querido Bodegón Tocuyo, ni al Patio Canario, ni a la tasca La Carpintería, ni al mesón La Hijuela, ni al Grill Molina… Pero palabrita del Niño Jesús que, Dios mediante, este mismo año 2021, José Luis “Garabote” y yo, junto con toda la parranda, y recordando siempre a los que ya se han ido para siempre, José Manuel González “Fósforo” (2010), Álvaro Trujillo Benítez (2014), Amparo Feo Brito (2015), Guillermo Lecuona Ribot (2016) y José Antonio Pitti Hernández (2020), nos desquitaremos y tomaremos la revancha cantando el doble y, si podemos, cantando más y mejor en la Navidad lagunera. Entre tanto, muy feliz 2021 con salud. Cuídense mucho.

Comienzo la última entrega de El Cotarro correspondiente al último domingo de este maldito y pandémico año 2020, que despediremos con un tremendo corte de mangas (con perdón) el próximo jueves. En los 25 años que lleva El Cotarro acercándose a ustedes cada domingo (los últimos 7 añitos en versión digital) nunca habíamos sufrido un cambio tan rápido y profundo en nuestra vida y en nuestra manera de interconectarnos y relacionarnos familiar, amistosa y profesionalmente. Yo creo que nos hemos lavado las manos más veces en estos últimos 7 meses, que en los 7 años anteriores. El coronavirus SARS-CoV2 nos ha cambiado la vida y me temo que para siempre. Nadie se habría creído a principio de este 2020 que el personaje del año iba a llamarse Fernando Simón y que Salvador Illa, el ministro con más trabajo. Pero esto es lo que hay, con esta cuchara tenemos que comer, con estos mimbres hacer el cesto, con esta realidad afrontar el futuro, y con estos bueyes arar.

El ministro de Sanidad, Salvador Illa (i) y Fernando Simón

Me he propuesto empezar y terminar este domingo en positivo (aunque en medio les deje algún “variscacillo” apenas). Por ello me hago eco del trabajo callado que, en los últimos días, ha venido desarrollando todo el equipo de profesionales que lidera Gustavo Armas Gómez, como director general de Seguridad y Emergencias del Gobierno de Canarias, departamento que depende de la consejería de Administraciones Públicas, Justicia y Seguridad, que comanda Julio Pérez Hernández. El bueno de Gustavo Armas ha coordinado el operativo que, precisamente, este mismo domingo, día 27 de diciembre, distribuirá las primeras dosis de la tan demandada y esperada vacuna contra la COVID-19 en Canarias. Serán los conocidos helicópteros del Grupo de Emergencias y Salvamento (GES) del Gobierno de Canarias (no sé si también apoyados por alguno del Ejército de Tierra) los que se encarguen de transportar con toda seguridad la vacuna a cada una de las Islas Canarias de forma rápida y, sobre todo segura. Deseemos y esperemos que sea el principio del fin de esta pandemia que también se ha cebado con nuestra Comunidad y nuestra gente.

Gustavo Armas, director general de Seguridad y Emergencias, del que depende el GES, cuyos helicópteros empezarán a llevar vacunas contra el COVID a las islas.

Siempre he manifestado que, por este orden, mis prioridades siempre han sido la Salud, la Vivienda y la Educación (las tres con mayúscula y por ese orden) Por ello, en estos precisos momentos apelo a que, con imaginación y decisión, pero también desde la legalidad y de forma rápida, se consiga arreglar una insostenible situación como es la de que un veterano profesional de la Medicina o la Enfermería lleve hasta más de diez años encadenando contratos temporales. Como ha manifestado el doctor Sunil Lakhwani, hematólogo del Hospital Universitario de Canarias (HUC) y portavoz de la Mesa de Confluencia de Médicos y Facultativos de Canarias, no es de recibo que hayan pasado años y años sin que se haya sacado una Oferta Pública de Empleo (OPE) o, lo que es lo mismo, unas oposiciones en condiciones para que un profesional logre una necesaria y merecida estabilidad en su puesto de trabajo.

El doctor Sunil Lakhwani, representante de la Confluencia