Sin desmerecer ni un ápice la labor de los sanitarios, de los funcionarios del Ejército y de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, los bomberos, personal de la limpieza pública, camioneros y todos los que tienen que ver con nuestra alimentación, citando en concreto a agricultores, ganaderos y pescadores, policías locales y voluntarios de protección civil, así como otros muchos de los que sin duda me olvido pero a los que también debemos reconocer y felicitar, me voy a referir, especialmente, a personas como la doctora María Lecuona Fernández, jefa del servicio de Microbiología y Control de Infección del Hospital Universitario de Canarias (HUC), o al doctor Óscar Díez Gil, jefe del servicio de Microbiología del Hospital Universitario Nuestra Señora de La Candelaria ((HUNSC) del que depende la sección de Biología Molecular, cuya jefa es la doctora Julia Alcoba. Todos expertos en Microbiología. Y me voy a referir a ellos y a sus equipos, porque son los que están directamente buscando al dichoso y puñetero coronavirus COVID-19 desde sus laboratorios y con los tests.
María Lecuona Fernández, gran doctora en Microbiología y jefa del servicio de Microbiología y Control de Infección del Hospital Universitario de Canarias (HUC)