Como digo, años después, cuando el Guigou creó la Asociación Caritativa de la Infancia, impulsora del “Hospitalito de Niños”, Rosendo Díaz pasó a ocuparse de la gerencia de la Fundación Guigou, siempre con el objetivo de mantener el espíritu fundacional de la misma, que no fue otro que aunar esfuerzos para la atención médica adecuada a los niños enfermos (muchos de ellos sin recursos económicos) con un trato humano acertado. Ellos desde el Hospitalito de Niños fueron pioneros, por ejemplo, en aconsejar que el niño enfermo estuviera acompañado por su madre el mayor tiempo posible durante su enfermedad, siguiendo la teoría del Dr. Guigou al respecto expresada en el sentido de que no quería que “ninguna flor fuese separada de su tallo”. Otro de los logros de Rosendo Díaz en el Hospitalito de Niños fue propiciar, en el caso de estancias largas, que el niño enfermo pudiera seguir estudiando durante el mismo, para evitar su retraso escolar al posibilitar la asistencia de docentes vinculados a centros públicos.
Fachada del Hospitalito en 1981, cuando estaba cumpliendo 80 años de servicio