Si el presidente Fernando Clavijo y muchos políticos más (incluyendo, repito a la Oposición) hubieran estado en el encuentro, se darían cuenta de lo necesario y urgente que es arreglar tanta maraña legal, tanta descoordinación gubernamental y tanta burocracia innecesaria y trasnochada. Me quedo con el «conjuro» que se hizo posible, gracias a la colaboración (y al aguardiente traído por él desde Galicia) del bodeguero José Manuel Rodríguez (presidente de la DOP Ribeira Sacra). Un «conjuro» realizado alrededor de una «queimada» en la que, sin cortarse un pelo, ayudaron como «druidas» José Díaz-Flores (director del ICCA) y el viceconsejero Abel Morales. Dicen que a la queimada se le atribuyen facultades curativas y se afirma que, tomada tras la pronunciación del conjuro, funciona como protección contra maleficios, además de mantener a los espíritus y demás seres malvados alejados del que la ha bebido. Lo cierto y verdad es que en el jueves por la noche, en el «conjuro gallego de Lanzarote» se oyó a alguien pedir de que Fernando Clavijo hiciera las paces con Antonio Morales (presidente del Cabildo de Gran Canaria) y de paso con Román Rodríguez. Veremos si el conjuro funciona… Por lo pronto, la queimada estaba del diez.
José Díaz-Flores (i), José Manuel Rodríguez (c) y Abel Morales, en elaborando la queimada con el “conjuro gallego-conejero”