Día: 4 de septiembre de 2016

No me duelen prendas reconocer que el alcalde de La Laguna, José Alberto Díaz Domínguez, está haciendo maravillas en la cuerda floja. En medio de una corporación con una distribución de concejales que “échale de comer aparte”, el hombre está haciendo de tripas corazón y, como rezaba el nombre de la conocida banda británica, “maniobras orquestales en la oscuridad”. Menos mal que José Alberto está curtido en cuestiones de negociación y tiene un temple y una capacidad de aguante, que el Cristo de La Laguna (con perdón) se las conserve. Eso hace que tenga que tragarse lo que no está escrito en los papeles y el hecho de que, incluso, alguno de sus propios concejales y concejalas de Coalición, sean más flojos que unas medias sin ligas. Pero digo que, reconociendo que José Alberto Díaz se lo está currando (y bien) hay pequeños detalles (que en muchos casos son los que hacen feliz una vida) que no son de recibo y que, si los denunciamos con unos, los tenemos que denunciar con los otros. Y es que, lo cortés no quita lo “caliente”…

José Alberto posando con la vara de guayero, con aguijón incorporado.

Es el caso de la decoración de las calles laguneras con motivo de las fiestas en honor al Stmo. Cristo de La Laguna (que son las fiestas principales del municipio, no hay que olvidarlo) en las que la iluminación y las típicas banderas siguen brillando por su ausencia. El año pasado, Javier Abreu (PSOE) que llevaba la concejalía de Servicios Generales (que incluía la iluminación) se “picó” de mala manera y dejó a las fiestas del casco lagunero a oscuras, casi hasta el mismo día del Cristo. Un año después, la cosa no ha mejorado mucho. Creo que la concejala de Fiestas, Atteneri Falero (CC) no está dando la talla y el concejal de Servicios Generales, Zebensuí González (PSOE) no ha estado listo. De nuevo ha tenido el alcalde José Alberto que poner sus atributos sobre la mesa, para que el pasado jueves por la noche, mientras Carmen Cruz Simó leía su magnífico Pregón de las fiestas, en la calle principal aparecieran unos pocos arcos de luces, simplemente colgados. El año pasado no había ni arcos. Este año había, pero apagados. Igual el año que viene podremos disfrutar de un Pregón “iluminado”. Mientras tanto, como podrán ver, comprobar y comparar, la calle principal de Tegueste brillaba de maravilla para su también fiesta mayor. En este caso sí hay que felicitar al alcalde teguestero, José Manuel Molina y su equipo.

No se confunda. Esta es la calle principal de Tegueste iluminada para su fiesta mayor.

Claro que José Manuel Molina en Tegueste tiene casi mayoría absoluta y lo que tiene José Alberto Díaz en La Laguna es un absoluto… gallinero político. El hombre tiene que estar templando gaitas con un PSOE lagunero “partido”, en el que dos de sus concejales, Javier Abreu y Yeray Rodríguez (casi desaparecidos en combate), no se hablan con sus otros tres compañeros de grupo, Mónica Martín, María José Castañeda y Zebensuí González. Por su lado, entre los concejales del PP (también “partido”) Antonio Alarcó prácticamente no se habla con Susana Fernández y Orlando Padilla, siendo Iván González el que sirve de “medio puente” entre las dos partes. Ciudadanos (Cs) no se salva y la ínclita Teresa Berástegui (diga lo que diga) no termina de entenderse con su compañero de partido Fernando Gortázar (o a la viceversa, que diría el mago). Los tres concejales de Por Tenerife Nueva Canarias (XTF-NC) están bien con Santiago Pérez, pero de aquella manera y, por lo que se ve, los únicos que con Rubens Ascanio al frente están unidos (como su mismo nombre indica) son los de Unid@s Se Puede. Dentro de poco José Alberto Díaz va a tener que cambiar el bastón de mando por la vara de guayero, con el aguijón incorporado, para meter por el surco a tanto animal político que tiene en el Pleno lagunero.

Y esta es la calle de La Carrera (principal de La Laguna) “iluminada” para sus fiestas mayores el día del pregón.

Y para que vean, repito, que lo cortés no quita lo “caliente”, reconozco aquí públicamente que el alcalde lagunero ha estado fino y cumplidor con las complicadas obras de remodelación de la conflictiva rotonda de San Benito. José Alberto Díaz sabía que estaba en medio de cuatro frentes a cuál más problemático: Las empresas y empleados de la zona de San Lázaro, los estudiantes que regresan a sus clases en breve, los vecinos que viven en los alrededores y los conductores que, por diversos motivos, tienen que pasar por aquel punto. El plazo inicial era de más de dos meses, comenzando en julio. José Alberto pactó con todas las partes que se adelantaría y que, aunque las aceras no estuvieran terminadas, se abriría al tráfico el primer fin de semana de septiembre. Misión cumplida. Ayer ya pudimos ver cómo los coches circulaban por la remodelada, aunque inacabada rotonda. O sea, que José Alberto Díaz ha cumplido su palabra.

Rotonda de San Benito (antes de las obras) con el monumento al Campesino ejecutado por el artista Pepe Abad