MUJERES Y CARIDAD EN LA ESCLAVITUD DEL CRISTO

Dos cosas que, siendo ambas importantes y diferentes, reflejan la verdadera realidad de la que, probablemente, es la asociación religiosa más antigua y respetada de Canarias. Por un lado, la primera noticia, tiene que ver con la veterana demanda de que las mujeres puedan entrar en la Esclavitud, batalla que, desde hace años viene teniendo como figura visible a la señora María Teresita Laborda Sanz, que ha luchado, incluso, hasta llegar a los tribunales. Pero hay que decir que en esta, como en cualquier otra entidad, hay que respetar las leyes (todas) y sus propios estatutos. Por ellos, ni el actual Esclavo Mayor ni los anteriores, y con ellos sus respectivas juntas de gobierno, han podido dejar entrar a señoras, hasta que se cambien dichos estatutos.

María Teresita Laborda, promotora de la entrada de mujeres a la Esclavitud del Cristo

MIENTRAS TANTO, CALLADA Y GRAN LABOR SOCIAL

Por otro lado, y mientras tanto (y esta es la segunda noticia) la Esclavitud ha seguido desarrollando su enorme acción social y caritativa que, en estos momentos de la pandemia por el coronavirus Covid-19 se ha visto multiplicada de forma exponencial y extraordinaria, en un operativo ejemplar que muy pocas personas conocen, porque siempre desde la Esclavitud se ha actuado calladamente con discreción. Personalmente, creo en la frase del abogado y consultor americano Herb Schmertz afirmando que “El silencio no es rentable”, y así se lo he hecho ver a Francisco Doblas, porque es justo y necesario ser transparentes en la gestión y, respetando la intimidad y el anonimato de las personas ayudadas, se debe rendir cuentas y transmitir lo que se esta haciendo, en este caso, a favor de muchas personas y entidades necesitadas.

Herb Smertz, autor del reconocido libro titulado “El silencio no es rentable”

UNA POLÉMICA SENTENCIA Y MUY RECURRIBLE

En lo que se refiere a la primera noticia, reseñar que la jueza María Gabriela Reverón González, titular del Juzgado de Primera Instancia número dos de Santa Cruz de Tenerife ha dado la razón (en principio) a Teresita Laborda y las mujeres que han estado con ella, dictando una sentencia que cuando sea firme) anularía el artículo 1 de los estatutos de la Esclavitud y, según la cual, por tanto, las mujeres que lo desearan y solicitaren, podrían ingresar en la histórica asociación religiosa lagunera. Eso, repito, cuando la sentencia sea del todo firme, claro. Personalmente, a mi (como a muchos otros esclavos, aunque no a todos) me ha parecido bien y desde hace tiempo he estado de acuerdo con lo de la entrada de las mujeres. Y me consta que el debate viene produciéndose desde hace años, tranquila y sosegadamente, mientras, por ejemplo, se desarrollaba la magnífica y ya histórica restauración de la Sagrada Imagen del Cristo. Y hay que decir, porque es verdad y es de justicia, que ha sido el actual Esclavo Mayor, Francisco Doblas González de Aledo, quien ha tenido el coraje necesario y ha querido entrar de lleno en el tema, y terminar con el debate. Y hay que contar toda la verdad (porque no hay cosa peor que las mentiras o las verdades a medias) para llegar, como Dios manda, al día de hoy.

Junta de Gobierno de la Esclavitud que ha llevado por primera vez el tema del ingreso de las mujeres a la asamblea de la institución, proponiendo que aceptara su entrada.

DEMOCRACIA Y JUSTICIA EN TODO. TAMBIÉN AQUÍ.

Por ello, hay que recordar que fue la propia Junta de Gobierno presidida actualmente por Francisco Doblas, la que quiso llevar formalmente a la asamblea general de la Esclavitud el veterano tema del ingreso de las mujeres a la entidad. Y para ello tuvo la interesante y buena idea de pedir opinión a todos los ex esclavos mayores actualmente vivos (y ojalá que por muchos años). En una importante reunión donde estaban casi todos, se debatió el tema y, por absoluta mayoría de los presentes, se decidió llevar y proponer a la asamblea general la modificación de los estatutos en ese sentido. Y así lo hizo Francisco Doblas, pero, miren ustedes por dónde, se llevó el tema a una libre y democrática votación y, aunque el Esclavo Mayor, su Junta de Gobierno y muchos esclavos presentes votaron afirmativamente al cambio de estatutos para aceptar la entrada de mujeres, otros muchos esclavos, que fueron mayoría, también votaron democráticamente, pero en sentido contrario, negándose a ello. Y por ello no salió el tema adelante. Y por ello Teresita Laborda, en su derecho, puso el tema en manos de la Justicia, que ahora (en principio) le ha dado la razón… Lo que no tengo tan claro, llegado el caso y en estos tiempos de delicados debates en torno al tema de los géneros, es si a las señoras que en su momento pudieran entrar, les gustará denominarse “esclavas” del Cristo. Ya ustedes me entienden…

Mientras tanto, la labor social sigue en marcha y las instalaciones de la Esclavitud se van llenando de material de todo tipo para entregar donde se necesite