CARA Y CRUZ EN EL PUERTO

Porque ya puestos, hay que manifestar (le duela a quien le duela) que es absolutamente impresentable, a la vez que triste y lamentable, ver cómo sigue en el mismo centro de la portuense Avenida de Colón y en el remozado Paseo de San Telmo el permanente acoso a los turistas por parte de los fotógrafos con loros (pobres animales que se les ve viejitos y no sé si maltratados), los negritos vendedores (que ya hasta cobran con tarjeta de crédito “compinchados” con alguna tienda cercana) o las negritas “peluqueras” empeñadas en que te hagas unas trenzas, o poco menos que te insultan. Me consta que el alcalde Lope Afonso Hernández lo sabe, así como Dimple Mohan Melwani, su concejala de Turismo. Si ellos de verdad quisieran y la Policía Local portuense actuara de forma contundente (que no sé si está por la labor) con profesionalidad, rigor y diligencia, todos los días, esta vergonzosa realidad cambiaría en menos de una semana y, si quisieran, para siempre. Dicho queda, pero… ¿Creen ustedes que arreglarán el tema?

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Acoso a turistas para hacerse fotos con loros en el Puerto de la Cruz.

BODAS DE ORO Y BENEMÉRITA CANTERA

Vuelvo a terminar en positivo, justo cuando dentro de tres días vamos a celebrar la festividad de Nuestra Señora la Virgen del Pilar, patrona del benemérito instituto de la Guardia Civil. El hoy coronel jubilado, Antonio Cañamero Redondo, perteneció a la XXV Promoción de la Academia General Militar en Zaragoza, de donde salió hace ahora cincuenta años para, tras su formación en la Academia de la Guardia Civil, llegar como primer destino y con el grado de teniente al destacamento de Fuerteventura, donde terminó casándose con Margarita Hormiga, una encantadora majorera que le ha acompañado en toda su carrera. Antonio Cañamero llegó a Tenerife como Capitán de la Agrupación de Tráfico y aquí ha echado raíces, hijos y nietos, mientras iba ascendiendo de grado, empleo y responsabilidades.

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Antonio Cañamero renovando el pasado día 1 su juramento a la Bandera en Zaragoza.

TEO CAÑAMERO, “NIETO DEL CUERPO”

Tras una larga y exitosa carrera profesional, Antonio Cañamero Redondo se jubiló hace unos años con el grado de coronel y, hace unos días, con casi todos los miembros de su promoción, renovaron su juramento a la bandera en la propia Academia General Militar y celebraron juntos sus “Bodas de Oro”. Como el amigo Cañamero está un poco fastidiado del corazón, tras besar la Bandera le recomendaron que viera el desfile desde la grada y así lo hizo en compañía de sus familiares. Por ello hemos podido conseguir una instantánea fotográfica como la que, gracias a la complicidad de un familiar, ha llegado a mis manos y les ofrezco en exclusiva. Pueden apreciar a nuestro Antonio Cañamero en perfecto estado de saludo y junto a él su nieto, Teo Cañamero Hidalgo, que no se queda atrás a la hora de saludar a la Bandera. Estarán de acuerdo conmigo que la foto no tiene desperdicio y que, sin duda, confirma que en la Guardia Civil sigue habiendo cantera, ya no solo entre los “hijos del Cuerpo” sino, por lo que se ve, entre los “nietos del Cuerpo”. Felicidades a Antonio Cañamero, a su nieto Teo y a toda la Guardia Civil, en el día de su patrona.

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Antonio Cañamero y su nieto, Teo Cañamero Hidalgo, en el primer tiempo de saludo.

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EL HOTEL VALLEMAR SE REJUVENECE

A mediados de los años 50, una inteligente y encantadora mujer, María Angustias Ibarra y Jiménez de la Serna, marquesa de Ibarra, conoció y se enamoró en Madrid de un gran tinerfeño (lagunero para más señas) Diego Benítez de Lugo y Ascanio, marqués de Celada. Cuando María Angustias conoció Tenerife y entre otros lugares, visitó el Puerto de la Cruz, vio cómo los pocos turistas que estaban por allí, pernoctaban en el suelo y al aire libre. Cuando la mayoría de los tinerfeños veía solamente riqueza y futuro en el plátano, María de las Angustias vio el futuro en el sector del Turismo y, junto con su esposo, se empeñó en promover uno de los primeros hoteles que se construyeron en primera línea de la costa portuense. Gracias a su iniciativa y decidida apuesta, el 8 de agosto de 1960 de inauguró el veterano y emblemático Hotel ValleMar. Durante los últimos tres años, María de las Angustias y su familia, a través de la empresa Altalay 7, ha invertido más de nueve millones de euros en la remodelación, modernización y mejora del ValleMar, en lo que, sin duda, supone una renovada apuesta de María de las Angustias y sus hijas, que hay que reconocer y valorar y que merece un agradecimiento público.

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Doña María de las Angustias Ibarra Jiménez de la Serna, marquesa de Ibarra.