EL PLAN DE GASTRONOMÍA QUISO ORDENAR

Creo que el Plan fue una feliz iniciativa desarrollada por tres periodistas de los que, lamentablemente ya dos no están con nosotros. Me refiero a los recordados José H. Chela y Manuel Iglesias (Qepd) y el tercero (bicho malo nunca muere) un servidor de ustedes. Tres años más tarde, el 2003, y a propuesta nuestra, el Cabildo tinerfeño, a través del mencionado Plan de Gastronomía, encargó y se realizó un exhaustivo y riguroso estudio sobre la realidad de nuestros populares “guachinches”, que fue dirigido por el experto Ceferino Mendaro.

FOTO 2.- EQUIPO DEL PLAN

José H. Chela (i), José Carlos Marrero (c) y Manuel Iglesias, fundadores del Plan de Gastronomía de Tenerife, durante la presencia de nuestra isla en MadridFusión 2010.

UNA ESPECIE EN VÍAS DE RÁPIDA EXTINCIÓN

El trabajo de Ceferino Mendaro duró dos años y el resultado fue tan real y meticuloso, como demoledor y triste: “Los guachinches de Tenerife están casi en vías de extinción” La conclusión a la que llegó el riguroso estudio de Ceferino Mendaro fue una alarma que se encendió (como la que hoy tenemos con el cambio climático) y nos alertó de que había que hacer algo de forma urgente, con mucha decisión y en aspectos de gran calado. Pero, por cuestiones de la realidad política, Ricardo Melchior se vio obligado a decir aquello de… “mejor no meneallo” y todo quedó parado.

FOTO 3.- GUACHINCHE LOS GÓMEZ

Fachada de otro de los populares establecimientos abiertos como guachinches

UN PARÓN POR LA ECONOMÍA SUMERGIDA

La decisión de Ricardo Melchior (todo hay que decirlo) fue forzada desde muchos ayuntamientos (sobre todo del norte de la isla) por alcaldes que temían perder muchos votos si “tocaban” la no mentada, pero por todos reconocida “economía sumergida”, que esconden los guachinches y sus “virtuales” y efímeros “puestos de trabajo”. Lo dicho: todo quedó parado ante una lamentable realidad, menos el registro de la marca “Guachinche” a nombre del Cabildo, cosa que se había hecho en 1997.

FOTO 4.- GUACHINCHE BULLICIO

Jugando con el nombre del recordado restaurante “El Bulli”, se anuncia este guachinche llamado “El Bullicio”.

PROSTITUCIÓN DE UNA IDENTIDAD PROPIA

Desde aquel año 2005, llevo metido en una particular “cruzada” (a la que celebro y agradezco que últimamente se haya incorporado mucha gente) y que no tiene otro objetivo que recuperar los originales y auténticos “guachinches de Tenerife”. Y es que, desde aquel 2005 y a pesar de lo alertado por Ceferino Mendaro, nadie hizo nada y todo siguió igual, hasta el año 2010, en el que llegó la gran crisis. Por ella, empezaron a aflorar “falsos guachinches” que, en un momento determinado, se convirtieron en una real y muy dura competencia desleal para cientos de honorables establecimientos de restauración que, bajo nombres populares como mesón, casa de comidas, merendero, bodega o bodegón, por no mencionar a los propios restaurantes de toda la vida, comenzaron todos ellos a verse atacados y muy afectados.

FOTO 5.- GUACHINCHE MODERNO

Hay establecimientos que son claramente bares-cafeterías, pero que están abiertos y se publicitan como un “guachinche moderno”