Me consta que el paisano Domingo Mesa desde el cabildo tinerfeño, junto con la buena gente del Instituto Canario de Investigaciones Agrarias (ICIA) han ideado un sistema de erradicación de la dichosa polilla a base de una cámara de CO2, que ya está desarrollando la otra buena gente de la empresa pública Gestión del Medio Rural (GMR), ambos organismos dependientes de la consejería de Agricultura del Gobierno de Canarias, que lidera el herreño Narvay Quintero Castañeda, que igualmente está preocupado por la cosa y también haciendo lo que está en su mano. Ahora solo falta que la Unión Europea dé su visto bueno al sistema, homologue la cámara de CO2 y que otorgue los oportunos permisos para poder meter en ella y sanear unos 300 kilos de papas a la semana que, a buen seguro, podrían poner de nuevo a nuestra papa negra (y sus hermanas) en los mejores restaurantes de Madrid y toda la península.

Escolástico Gil entrega a Elvis Sanfiel la botella de Híboro, de Bodegas La Hijuela, el primer vino de Machado, “tierra de corsarios”.

Según el diccionario de la Real Academia Española, la palabra corsario significa “pirata” y claro, mucha gente lo asocia a mala gente. Pero no es menos cierto que el mismo diccionario de la RAE dice que un corsario es un capitán o hasta un simple miembro de la tripulación de un buque corsario, o sea, un barco que andaba “al corso” o, lo que es lo mismo un buque que navegaba con patente del Gobierno de su nación. En nuestra isla el corsario más famoso no es otro que Amaro Rodríguez Felipe y Tejera Machado, el famoso y respetado Amaro Pargo, quien participó en la carrera de Indias, logrando una gran fortuna debido a la inversión de sus beneficios en las tierras de las que era propietario en Tenerife, dedicadas principalmente al cultivo de la vid, en la zona del Barrio de Machado, hoy en el municipio de El Rosario. Amaro Pargo, conocido por muchos como “El corsario de Dios”, sintió una considerable devoción por sor María de Jesús de León Delgado, la venerada “Sierva de Dios”, llegando incluso a financiar su funeral y su sepulcro. Amaro Pargo realizó diversas donaciones con el objetivo de mejorar la vida de los más pobres de Tenerife, especialmente para la mejora de las condiciones de vida de los presos de la cárcel de San Cristóbal de La Laguna.

Ruinas de la casa del corsario Amaro Pargo en Machado (El Rosario), que el Cabildo Insular de Tenerife debería ayudar a reconstruir lo antes posible

De aquellas vides de Amaro Pargo, que rodeaban su casa del barrio de Machado, hoy lamentablemente en ruinas y pendiente de una digna restauración, han surgido unos viñedos de los que el actual alcalde de El Rosario, Escolástico Gil Benítez, está más que contento y orgulloso. Tanto que hace unos días, en el programa “Noche de Taifas”, que el joven Elvis Sanfiel presenta en la televisión autonómica canaria, Escolástico no dudó en presumir del galardonado vino Híboro, de Bodega La Hijuela, ubicada en el propio barrio de Machado. Escolástico Gil lo presentó como un “vino de tierra de corsarios”, absolutamente convencido de que El Rosario, y más concretamente el barrio y la zona de Machado, pueden promocionarse inteligentemente como “tierra de corsarios” y sacar mucho rendimiento a la historia y la leyenda. Por lo pronto, tanto le gustó la cosa a Elvis Sanfiel que Escolástico Gil no dudó en regalarle oficialmente una botella del Híboro, monovarietal de uva Syrah, que ya es el primer vino de “Machado, tierra de corsarios”

José Yeray Gutiérrez (concejal de Fiestas. Desarrollo Local, Empleo y Turismo), Escolástico Gil (Alcalde de El Rosario), Elvis Sanfiel, María Ángeles Rodríguez (Primera teniente de alcalde y concejala de Acción Social e Igualdad), en el momento de la entrega de la botella de Híboro a Elvis.

Estarán ustedes conmigo en que el personal está hasta los mismísimos timbales de la política mal entendida, de tanto chalaneo y de tanto canchanchán. Por otro lado, estarán ustedes conmigo en que, la puñetera crisis y la mencionada política de medio pelo, han hecho que el buen humor y el índice de vacilón hayan bajado de manera preocupante. Les dejo tres frases para empezar: No hay que olvidar que el gran Leonardo Da Vinci apuntó que “si es posible, se debe hacer reír hasta los muertos”, también que el escritor Herman Melville manifestó que “Yo no sé todo lo que podrá pasar, pero, sea lo que quiera, iré a ello riendo” y que hasta el mismísimo profeta Mahoma dijo que “El que hace reír a sus compañeros merece el paraíso”. Yo no sé si pisaré el paraíso, pero, por lo pronto, me conformo con que usted que lee El Cotarro, sonría un poco en esta mañana de domingo.

Retrato del gran Leonardo Da Vinci, junto a la permanente sonrisa de La Gioconda.