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Todavía en nuestra tierra, algunos (no sé si pocos o muchos) buenos profesionales de Canarias en el apasionante y cada vez más importante mundo de la Gastronomía, no saben encajar las críticas constructivas, les fastidia que se cuente y diga la verdad y, sobre todo, no aceptan reconocer que pueden haberse equivocado y, queriendo o sin querer, cometido errores. En El Cotarro del pasado domingo informé del nacimiento de la nueva Asociación de Cocineros y Reposteros de Gran Canaria -ACYRE Gran Canaria- que ha co-fundado el reconocido chef Thomas Leeb, quien se ha convertido en su primer presidente. Pues bien. Parece que a más de un profesional de la Gastronomía (más concretamente de la Cocina) en la isla de Tenerife, estas manifestaciones, reflexiones y comentarios míos les han sentado muy malamente y, por utilizar un término culinario, digamos que se les… han indigestado. De nuevo una vez más les sugiero que no busquen problemas, donde no los hay.

Logotipo oficial de ACYRE Gran Canaria

Lamento profundamente y les pido perdón de antemano por esa posible indigestión y, desde la mayor sinceridad, quiero manifestar al chef Pablo Pastor y el resto de cocineros que han sido realizadas voluntariamente y sin presión alguna, desde mi absoluta libertad de expresión y bajo mi total responsabilidad. Además, saben que, por más que les duela o le fastidie, lo hago una vez más con ánimo constructivo, “en positivo” y, siempre, desde mi total apuesta por la Gastronomía canaria y los profesionales de la Cocina que desarrollan su trabajo profesional en Tenerife y el resto de nuestras siete islas. No sé qué les ha podido fastidiar y doler más… ¿que haya nacido Acyre Gran Canaria?, ¿que haya sido yo quien lo haya publicado?, ¿Que tenga razón en mis comentarios? o ¿Tener que reconocer que quizá en Tenerife se lo han montado erróneamente? Analícenlo generosamente, con inteligencia y humildad.

¿Recuerdan lo que les adelanté en El Cotarro del pasado del domingo pasado?… Pues no soy profeta, pero acerté. La reina del Carnaval 2017 de Santa Cruz de Tenerife brilló por su belleza y saber estar, pero no por lucir su “intransportable” fantasía. Me refiero a su presencia el pasado sábado de Judit López, junto con sus damas de honor, en el Real Casino de Tenerife, que muy bien preside el oftalmólogo José Alberto Muiños Gómez-Camacho. Allí se celebró la tradicional fiesta de piñata coordinada magníficamente por la gerente de la institución, Raquel Gutiérrez Yanes, animada de forma magistral por el desinquieto empresario Jesús “Suso” Zárate Salazar, a través de su profesional productora Projeza, y con almuerzo para más de 400 personas servido por el incombustible jefe de sala y ahora empresario, Gregorio Pérez Cruz, a través de su empresa Goysa Gourmet.

La reina (c) y sus damas de honor en la terraza del Casino, “sin” sus trajes de carnaval

La presidencia de la mesa central fue compartida por la reina del Carnaval, Judit López, flanqueada por el alcalde chicharrero, José Manuel Bermúdez y el presidente de la sociedad, José Alberto Muiños. Ellos dos, luciendo unos disfraces muy vistosos y trabajados. Ella y sus damas de honor de forma chocante, con trajes de calle y solo unas bandas que anunciaban su carnavalero título. Y es que, como ya he manifestado, la “mini-carroza rodante” llamada oficialmente “traje de la reina” no puede entrar casi en ningún sitio normal y solo puede moverse arrastrándose o disponiéndose sobre una plataforma, a su vez remolcada por un coche. Pienso yo que la concejala de fiestas, Gladis de León (que también iba disfrazada) los propios diseñadores de los trajes, o quien proceda en el Organismo Autónomo de Carnaval, deberían contemplar el disponer de unos trajes adecuados para que, cada año y en cada acto que se precise, la reina (Judit López en este caso) y todas sus damas, luzcan un disfraz o vestido claramente carnavalero, para que no desentonen como el sábado pasado, que hasta se notaba que las bellas señoritas que estaban incómodas, con trajes fuera de su contexto y condición

José Alberto Muiños, Judit López y José Manuel Bermúdez (de izda. a dcha.)