HASTA SIEMPRE, AMIGO FERMÍN

Lo que se vivió el pasado miércoles en la catedral de La Laguna fue toda una demostración de que se recoge lo que se siembra. Cientos de personas, muchas de las cuales no podían reprimir sus lágrimas, tributaron una impresionante y multitudinaria despedida de este mundo al que fue su sacerdote, su párroco, su confesor, su vecino, su compañero, su bienhechor… Un pan de Dios, un sacerdote ejemplar, una gran persona… Con tan solo cincuenta y tres años de edad, Fermín Santiago Hernández Hernández (para todos, sencillamente, el cura o el amigo Fermín) nos dejaba tras una larga enfermedad llevada con una entereza, discreción y dignidad absolutamente ejemplares. Nacido en 1962, fue criado desde muy pequeñito en la Casa Cuna de Santa Cruz de Tenerife, y creo que ese lugar marcó la vida, el carácter, la vocación y la dedicación de Fermín hacia los más desfavorecidos.

FOTO 5.- Fermín Hernández

El gran y querido sacerdote Fermín Hernández, que en paz descanse.

UNA EJEMPLAR TRAYECTORIA DE SERVICIO

Recién ordenado presbítero en 1996 por el obispo Felipe Fernández, el primer destino de Fermín fue como administrador parroquial de San Francisco, en Santa Cruz de La Palma, donde estuvo muy poco, antes de ser nombrado párroco de Nuestra Señora de La Luz en Arico Nuevo. El año 2002 pasó a ser titular de la parroquia de San Pío X, en Ofra, y capellán del Hospital La Candelaria en Santa Cruz de Tenerife. El año 2007, además, fue nombrado encargado de San Juan de la Cruz, también en Ofra. Y desde el año 2012 ha venido ejerciendo su última responsabilidad pastoral en Icod del Alto (Los Realejos), como párroco de Nuestra Señora del Buen Viaje. Todo ello sin olvidarse nunca de su querida Casa Cuna, del Hospital La Candelaria y, por supuesto, de su querido Club Deportivo Tenerife, equipo del que era capellán, forofo y muy crítico. Durante toda esta trayectoria vital, vocacional y de servicio, Fermín fue, sencillamente, ejemplar.

FOTO 6.- Fermín Hernández

El padre Fermín Hernández en plena celebración de la Eucaristía

ONCE MINUTOS DE SENTIDA HOMILÍA

En la misa exequial, que presidió el vicario general Antonio Pérez Morales (porque nuestro obispo Bernardo Álvarez está fuera de la isla) ¡más de cien! compañeros sacerdotes acompañaron a Fermín en su tránsito hacia el que, con toda seguridad y si existe, es el Cielo, con mayúscula. En una intensa y sentida homilía de exactamente once minutos (cosa que se agradece y agradecieron todos los presentes) un visiblemente emocionado Antonio Pérez, resumió de manera sencilla, profunda, bonita y hasta brillante, el paso de Fermín por este complejo mundo y el difícil momento que le tocó vivir. El vicario destacó el carácter abierto de Fermín, su gran sentido del humor, su continuo espíritu de servicio, su cercanía a todos, su permanente alegría y su preocupación por los necesitados, que le daba a Fermín “eso que llamamos un déjame entrar” y que «su todo, desde el amor, le hacía entrañable»

FOTO 7.- Antonio Morales

El Vicario General, Antonio Pérez Morales, en el momento de su sentida homilía

 

SE NOS HA IDO UN HOMBRE BUENO

En el momento en que el féretro con el cuerpo sin vida de Fermín Hernández fue levantado a hombros por seis compañeros sacerdotes, una impresionante y cerrada ovación surgió espontáneamente y, de forma ininterrumpida, le acompañó hasta que se fue en el coche fúnebre. Unos sentidos aplausos de gente sencilla muchos de las cuales no pudieron reprimir las lágrimas. Seguro que muchos eran sus feligreses, médicos, enfermeras, auxiliares y personal en general de La Candelaria y de la Casa Cuna, directivos, jugadores y aficionados del “Tete”. Todos agradecidos por lo mucho y bueno que Fermín sembró en solo 53 años. Como me comentó el también amigo y gran empresario Paco Gómez, “se nos ha ido un hombre bueno”.  Descansa en paz, amigo Fermín, ¡que Dios te bendiga!

FOTO 8.- Sepelio de Fermín

Más de 100 compañeros sacerdotes despidieron a Fermín Hernández entre aplausos

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