UN PARÓN POR LA ECONOMÍA SUMERGIDA

La decisión de Ricardo Melchior (todo hay que decirlo) fue forzada desde muchos ayuntamientos (sobre todo del norte de la isla) por alcaldes que temían perder muchos votos si “tocaban” la no mentada, pero por todos reconocida “economía sumergida”, que esconden los guachinches y sus “virtuales” y efímeros “puestos de trabajo”. Lo dicho: todo quedó parado ante una lamentable realidad, menos el registro de la marca “Guachinche” a nombre del Cabildo, cosa que se había hecho en 1997.

FOTO 4.- GUACHINCHE BULLICIO

Jugando con el nombre del recordado restaurante “El Bulli”, se anuncia este guachinche llamado “El Bullicio”.

PROSTITUCIÓN DE UNA IDENTIDAD PROPIA

Desde aquel año 2005, llevo metido en una particular “cruzada” (a la que celebro y agradezco que últimamente se haya incorporado mucha gente) y que no tiene otro objetivo que recuperar los originales y auténticos “guachinches de Tenerife”. Y es que, desde aquel 2005 y a pesar de lo alertado por Ceferino Mendaro, nadie hizo nada y todo siguió igual, hasta el año 2010, en el que llegó la gran crisis. Por ella, empezaron a aflorar “falsos guachinches” que, en un momento determinado, se convirtieron en una real y muy dura competencia desleal para cientos de honorables establecimientos de restauración que, bajo nombres populares como mesón, casa de comidas, merendero, bodega o bodegón, por no mencionar a los propios restaurantes de toda la vida, comenzaron todos ellos a verse atacados y muy afectados.

FOTO 5.- GUACHINCHE MODERNO

Hay establecimientos que son claramente bares-cafeterías, pero que están abiertos y se publicitan como un “guachinche moderno”

HABEMUS GUERRA CON LOS GUACHINCHES

En medio de la problemática y ya con polémica incluida, no sé quién fue el “iluminado” que logró pasarle “el muerto” al Gobierno de Canarias, en aquel momento presidido por Paulino Rivero, quien, el año 2013 aprobó el Decreto 83/2013, de 1 de agosto, por el que “se regulan la actividad de comercialización temporal de vino de cosecha propia y los establecimientos donde se desarrolla”. Un decreto, al que todos llaman “El decreto de los guachinches” pero en el que el vocablo “guachinche” aparece en su texto ¡una sola vez! Y a partir de ese triste decreto… ¡habemus guerra!

FOTO 6.- LOGO GUACHINCHE copia

Placa con el logotipo (que no gusta a nadie) y que indica que el establecimiento que lo exhibe es un guachinche legal y autorizado.

PERDIMOS HASTA LA MARCA REGISTRADA

En su momento (año 1997) la consejera Pilar Parejo dio la orden y el Cabildo registró la marca “Guachinche” ante la Oficina Española de Patentes y Marcas (OEPM) en 7 de las 45 clases que tiene la llamada Clasificación de Niza. Diez años después, cuando llegó el momento de la renovación en la OEPM, los responsables en el Cabildo estaban “en Belén con los pastores”, no hicieron el trámite y perdieron la marca que, posteriormente, fue registrada en un par de clases, por una empresa catalana y un particular tinerfeño. Por ello hoy “todo dios” se atreve a llamarse guachinche y los tenemos “modernos”, “chill out”, “veganos”, y ya, hasta se anuncian en taxis y las redes.

FOTO 7.- GUACHINCHE VEGANO

Hay guachinches que se dicen “veganos” y hasta con terraza “chill-out”.